La il·lusió de ser lliure.



Si las leyes de la física son deterministas, entonces es evidente que no tenemos libre albedrío porque todo lo que va a suceder está ya escrito. Pero tampoco la física cuántica, que es intrínsecamente probabilística, facilita el libre albedrío. Las hechos pueden no estar predeterminados, pero sí sus probabilidades, y nosotros no podemos afectarlas de ninguna manera sin violar las leyes de la física, no tenemos control sobre ellas. Por eso creo que el libre albedrío es una ilusión creada por nuestro cerebro, la sensación de que controlamos nuestros actos. Cuando hacemos algo, parece que es el resultado de una libre elección, pero en realidad la decisión ya estaba tomada. Muchos experimentos neurológicos indican que las decisiones están tomadas una fracción de segundo antes de que seamos conscientes de ellas. Desde el punto de vista de la física, no puede ser de otra manera: no hay ninguna ley física que, en mi opinión, dé espacio a la libre elección de un ser consciente como somos nosotros. No es una conclusión muy agradable, lo reconozco, pero parece ser lo que dice la física.

La única manera razonable de comportarse en la práctica es como si fuéramos libres para elegir, porque si no, sería el caos absoluto. Si nos queremos proteger, por ejemplo, de quien comete un delito, tenemos que hacerle responsable de sus actos. Por otra parte, aunque en el fondo no seamos libres, no es lo mismo una decisión tomada conscientemente y de forma consistente con todos tus esquemas de valores morales que una decisión tomada por una persona enferma que no se da cuenta de lo que está haciendo. En la práctica, no podemos atribuirle el mismo grado de responsabilidad, pero eso no impide que, en un nivel muy profundo, carezcamos de control sobre lo que hacemos.

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