L'escola contra el mercat (Nuccio Ordine).
Nuccio Ordine/Foto: Miquel Taverna |
El Institut d’Humanitats de Barcelona cumple 30 años y lo celebra de una manera más que simbólica: invitando al profesor Nuccio Ordine, autor del célebre manifiesto La utilidad de lo inútil (Editorial Acantilado), a defender el pensamiento crítico. Un posicionamiento más que necesario en unos tiempos de totalitarismo de lo útil bajo criterios puramente mercantilistas, que potencia la banalización del conocimiento, la marginación de las humanidades y las ciencias teóricas, y arrincona al profesorado a un desalentador estatus social. Antes este panorama, Ordine apela a la resistencia en las aulas.
El saber no se compra. ¿Quizá por eso el mercado lo desprecia?
Hoy existe la ideología dominante de que todo puede convertirse en una mercancía. Y así es, se puede comprar incluso el éxito, ¡pero no el conocimiento!, porque el saber requiere un esfuerzo personal que nadie puede hacer por nosotros. Aunque el hombre más rico del mundo me ofrezca un cheque en blanco, yo no puedo trasladarle mi saber, porque éste requiere un esfuerzo que nadie puede hacer por nosotros. Ya lo dijo Sócrates en el Banquete: el conocimiento no puede transmitirse mecánicamente de un ser humano a otro. El precio que debe pagarse por conocer es el esfuerzo, sólo así uno puede cultivarse. Citando la poesía de Kavafis, lo que cuenta no es llegar a Itaca, sino el viaje que hacemos, cuanto más dura el viaje más rico nos hacemos.
Continuando con Kavafis, ¿el actual sistema educativo ofrece el escenario desde el cual “con avidez aprender de sus sabios”?
Aquí radica precisamente la crítica que yo hago al modelo de educación que tenemos actualmente en la escuela y en la universidad. Porque parece que los estudiantes deban inscribirse para tener un diploma. La escuela y la universidad no tienen que vender diplomas, y los estudiantes no deben ser clientes que van a comprar un diploma, sino que tienen que convertirse en ciudadanos que piensan autónomamente con su propio criterio. Si la escuela se pliega a las leyes del mercado, si la escuela quiere preparar solo personas que después se venden en el mercado, están fallando su propio objetivo. No tendremos más una humanidad tolerante, solidaria, abierta a cualquier forma de convivencia civil.
Estar peor preparados tampoco asegura un mejor trabajo.
¡Exactamente! Cito en mi libro una reflexión muy bonita de uno de los más grandes científicos de la historia de la humanidad, Albert Einstein, quien escribió: “No tengo ningún talento especial, sólo soy apasionadamente curioso”. Por eso es un error obligar a los jóvenes a especializarse a partir de los 13 años con la idea de lo que ya quieren hacer de mayores porque creemos que haremos de él un gran especialista, cuando lo que estamos haciendo es anular su curiosidad. Y la curiosidad es la base fundamental del saber. Cuanta más cultura general absorba un joven, mayor capacidad tendrá más delante de hacer cualquier tipo de investigación.
¿Es un mito decir que hoy estamos en la sociedad del conocimiento?
Es un mito, sí. Porque conocer no significa poseer un instrumento. Este ha sido un error que además ha generado un gasto extraordinario en el sistema educativo. Hoy se cree que la escuela moderna es la que invita a aprender vía Internet, donde cada estudiante tiene en su pupitre su Tablet… y nos regimos por unas valoraciones cuantitativa donde la escuela con 100 alumnos y 100 computadoras es más moderna que la que tiene 40 estudiantes y 10 computadoras. Pero, ¿qué estudio nos dice que el impacto de la tecnología mejora el saber en sí? En cambio sí se ha visto sobre muchos estudiantes que este instrumento sobre todo les distrae, en vez de darles una habilidad mayor. Creo que la escuela hoy tiene que ser un centro de resistencia, tiene que meterles a los estudiantes el anticuerpo para defenderles de esta deriva de tipo consumista y superficial a la que invita la tecnología siempre creando versiones actualizadas y con él un movimiento consumista continuo bajo la ilusión de ‘estar al día’… Pero esto no hace de un estudiante a alguien culto, sino a alguien distraído y superficial.
¿Y más manipulable?
Este es el gran problema que pone hoy sobre la mesa el debate sobre Internet. Se confunde la información con el conocimiento, y no son lo mismo. Es un riesgo creer que porque accedes a información vía Internet, ya accedes al conocimiento. Acceder a la información no te hace sabio, al contrario, se puede ser fácilmente manipulado. Maquiavelo decía que la diferencia entre un hombre que sabe y uno que no sabe es que el que sabe controla el poder, y el otro es manipulado. Y así sucede con Internet. Ahí podemos encontrarlo todo. Pero quien recibe sólo información puede ser manipulado, mientras que el que la comprende puede reaccionar.
En España, la reforma educativa margina la Filosofía, precisamente la asignatura que favorece el pensamiento crítico.
¡Esto es gravísimo! Es gravísimo el pensamiento que se impone de que las únicas disciplinas que nos hace aptos para una sociedad del futuro son las que hacen ganar un sueldo. Recientemente en Japón, el ministro de educación envió una carta a las facultades de humanidades reprochándoles que no son productivas, pidiendo cerrar facultades de ciencias sociales y humanidades y abrir carreras ‘productivas’. Hoy medimos la producción sobre la base de un sueldo, y bajo este falso parámetro organizamos los estudios… También la financiación para la ciencia hoy tiene como objetivo lanzar productos al mercado, y claro que estas investigaciones implican progreso, pero las grandes revoluciones de la historia de la humanidad no proceden de las investigaciones de la ciencia aplicada sino de las de la ciencia teórica, es decir, las que parten sin un fin práctico.
Por otro lado, la cultura tampoco es una salvaguardia contra la barbarie.
Esta es una discusión que partió ya hace años y que han mantenido, entre otros, George Steiner, un gran defensor de las ciencias humanas, quien ha escrito libros bellísimos en defensa de los clásicos. Pero este discurso que esgrimes tiene algo de cierto. Muchos nazis que masacraban, lo hacían escuchando música clásica, admiraban el arte y leían novelas. Pero esto no significa que la cultura no es eficaz. La cultura es uno de los instrumentos que tenemos para sentirnos y mantenernos más humanos. Coincido con Steiner en que si no existiera la cultura, el nivel de violencia que habría hoy en el mundo probablemente sería más alto. La cultura es el elemento que permite encontrar una participación activa a la construcción del conocimiento humano. La cultura nunca empobrece, siempre enriquece a los que la poseen.
Trata en su libro la vulnerable situación de un icono cultural como es la biblioteca del Warburg Institute de Londres. ¿El elitismo tejió su propia trampa?
No creo que el elitismo sea una barrera en la difusión de la cultura, es más, es necesario e importante. Al contrario, pensar que es mejor una cultura popular, para todos, es un error. El elitismo no impide hacer crecer a los demás. Mis padres solo habían estudiado hasta la escuela media. En mi casa no había ni un libro. Y en el pequeño pueblecito de Calabria donde viví no había ni una librería, ni una biblioteca, ni un teatro, ¡nada! Pero me sucedió algo muy importante, un profesor me transmitió su pasión por el conocimiento; gracias a él hoy yo soy el que soy. Ahora leo en bibliotecas y publico libros. Por eso es muy importante la figura del maestro, que es quien forma a los ciudadanos. Tienen que formar personas que tengan una mente libre, y la literatura, la filosofía, la música ayudan en este proceso.
Por cada buen profesor, hay un montón de ellos que hacen que muchas personas se alejen del conocimiento.
Por eso es muy importante el estatus social de nuestros profesores. Se está cometiendo un error de inversiones. Yo no invertiría millones de euros en computadoras, sino para cualificar la enseñanza y el papel del profesor.
Aún hoy decimos eso de “Salud, dinero y amor”. El refranero popular nunca situó el conocimiento en este triángulo mágico. No es algo nuevo.
Aún así soy optimista. La utilidad de lo inútil ha sido traducido a 18 idiomas, esto me ha facilitado tener una serie de conferencias que me han permitido hablar, sólo en Italia, con 10.000. Y me han hecho saber que quieren una escuela que proponga valores, objetivos sólidos. No una escuela que informe, sino una escuela que forme, y para formar tiene que haber ideas y valores. Esto me hace pensar nuevamente en esa pequeña escuela, en ese maestro que enseña a sus estudiantes con pasión. Siempre recuerdo la carta de Albert Camus dirigida a su maestro de escuela cuando recibe el premio Nobel en 1957, y le escribe: “yo era un estudiante pobre, procedente de una familia ignorante, si no te hubiera conocido no sería el que soy ahora”. Que un premio Nobel reconozca que su vida cambió por un profesor en Argelia, significa que debemos continuar esperando que los profesores cambien la vida de los estudiantes. Y hemos de apoyar todo lo que ayude a crear y formar una conciencia crítica.
Su libro reúne el pensamiento de numerosos sabios, de Platón a David Foster Wallace. Sin embargo me faltan mujeres, no lo digo apelando a la paridad, creo que hay vacíos de nombres fundamentales.
Piensa que la mujer como escritora es algo muy reciente y mi libro cubre una época donde hay un predominio masculino. Hay una mujer, Marguerite Yourcenar que sí juega un papel importante en este manifiesto. Pero para el próximo libro, que se titulará ‘Un año con los clásicos’, cuento con Yourcenar y también con Safo, Dickinson y otras presencias femeninas.
¿Irá ganando protagonismo la mujer?
Estoy convencido de que el mundo se va a escribir en femenino en los próximos años, y su particular aportación a la historia de la humanidad va a ser imprescindible, porque, como decía Leopardi, ellas llevan la experiencia del gratuito, tienen una capacidad de resistencia al dinero y al utilitarismo, porque conocen mejor lo gratuito, es decir, el amor por un hijo. Cuando amas a un hijo, no esperas nada de él, y esa experiencia es una forma de resistencia al utilitarismo.
Berta Ares, entrevista con Nuccio Ordine: "La escuela tiene que ser un centro de resistencia", Revista de Letras 13/05/2016
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