Gómez Pin: preguntar-nos per allò que ens impedeix pensar.
Preliminar
Retomo
a partir de esta columna, y durante un tiempo ilimitado, asuntos ya
parcialmente tratados y que ahora presentaré de tal manera que el
conjunto pueda llegar a constituir una ordenada introducción a ciertos
problemas fundamentales de la filosofía, asuntos que cabe tildar de
metafísicos, siempre que el calificativo sea liberado de connotaciones
con las que desgraciadamente se ha visto en ocasiones recargado. No se
trata pues de plantear temas nuevos sino de corregirlos y ensamblarlos.
Durante las entregas primeras intentaré sobre todo ilustrar la
disposición de espíritu que cabe tildar de "metafísica", y a un momento
dado iniciaré un tratamiento sistemático. Se impone en primer lugar una
consideración sobre el origen del término "metafísica", algo trivial
quizás para los estudiantes de filosofía, pero que no es ocioso
reiterar (ya he hablado aquí sobre ello), entre otras cosas porque
estas reflexiones no están exclusivamente destinadas a los mismos.
***
Andrónico
de Rodas, peripatético que vivió en el siglo I antes de Cristo y
ordenó con espíritu sistemático las obras de Aristóteles, se encontró
con una serie de escritos sin nombre, lo que dificultaba su
catalogación. Mas al considerar el contenido y apercibirse de que
para su intelección cabal era conveniente leer antes los escritos
aristotélicos relativos a cuestiones de física, Andrónico denominó al
conjunto con la frase "de los [libros] que vienen tras-meta- los de física"
Así pues, Metafísica
es, sino ante todo, al menos de entrada, aquello que designa como tal
ese recopilador griego de las obras de Aristóteles, a saber, una vía en
la que conviene introducirse con las alforjas suficientemente
provistas de datos procedentes de la ciencia física. Esto es lo que hay
que retener, aunque obviamente la cosa puede hacerse más compleja y
alcanzar incluso extremada sofisticación. Sofisticado es, por ejemplo,
el conjunto de reflexiones que Martin Heidegger reúne bajo el título
precisamente de ¿Qué es metafísica?, a las que ya me he referido aquí. Recordaré lo esencial de su enfoque:
Heidegger
nos anuncia que se dispone a abordar una pregunta metafísica concreta.
Buen comienzo parece desde luego: no andarse por las ramas, enterarse de
lo que es nadar en la propia lucha por no quedar sumergido. Sin embargo
el autor nos dice que se impone un preliminar: "Nuestro propósito
es comenzar con el despliegue de un preguntar metafísico, elaborar
después dicha pregunta y terminar con su respuesta". ¿Qué es un
preguntar metafísico? Sugiero al lector seguir los meandros del propio
texto de Heidegger, del que hay en castellano al menos una excelente
traducción, y prosigo en el asunto por mi cuenta:
Un preguntar
metafísico es desde luego, entre otras cosas la focalización sobre
interrogantes que siempre han acompañado al pensamiento y que siguen
torturándolo, ya sea porque nunca han sido aclarados, ya sea porque
la aclaración no ha hecho más que provocar nuevas perplejidades .
Obviamente
"metafísico" es también un preguntar sobre aquello que de novedoso, y a
la vez determinante para la vida de este singular animal que
constituimos, haya podido surgir en nuestro tiempo. Y hay desde luego
que pensar aquello que impide asumir la actitud que acabo de esbozar:
hay que pensar aquello que impide pensar y, en la medida de lo posible,
hacer de esta reflexión un arma que contribuya a eliminar esa
restricción.
Parece incluso necesario enfatizar la importancia
de este último extremo, pues lo que impide pensar es una calamidad para
los intereses de nuestra especie, por no decir el mal mayormente
atentatorio para ella. Sigue en efecto habiendo razones para
suscribir enteramente la sentencia con la que Aristóteles abre
precisamente el primer libro del conjunto de escritos denominados
"Metafísica", según la cual pensar, pensar con toda radicalidad,
constituye una exigencia inscrita en la naturaleza humana, y en
consecuencia concierne a todos aquellos que participamos de la misma.
Cada ser humano desea que se actualice su condición natural en
el acto de pensar, es decir, en el acto de subsumir las cosas bajo
conceptos y de explorar las posibilidades de las palabras de las que
esos conceptos son polo constitutivo. Y ello, como ya he tenido ocasión
de sostener aquí mismo, al igual que el águila tiende a volar o el
caballo tiende a galopar. Teniendo como particularidad de su especie
esas facultades que son el lenguaje y la razón, el animal humano se
realiza cuando las despliega y fertiliza, por ejemplo forjando metáforas
o sintetizando fórmulas.
Víctor Gómez Pin, Asuntos metafísicos 1. El legado de Andrónico de Rodas, El Boomeran(g), 06/08/2013
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