biopolítica afirmativa


Al menos a lo largo de todo el siglo XX –pero también antes– la referencia a la vida biológica como horizonte de sentido de la política ha dado lugar a efectos contraproducentes según la lógica inmunitaria que hemos examinado. Con los nacionalismos y los racismos este efecto destructivo se ha radicalizado, transformando la biopolítica en una auténtica tanatopolítica. Desde el momento en que se proclama que la vida de un determinado pueblo constituye el valor máximo y absoluto, se le puede sacrificar a dicho pueblo la vida de cualquier otro que parezca infectarla desde el interior o desde el exterior. Como es bien sabido, el resultado de esta obsesión bio-tanatopolítica han sido los cincuenta millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial y todos los genocidios que la han precedido y seguido. Una vez dicho esto, creo que hoy ya no es posible salir del horizonte, simbólico y material, de la vida; que la vida es, en todo caso, el trascendental –es decir, la categoría constitutiva de la que resultan todas las demás– de nuestro tiempo. Por supuesto hay que tratar de cambiarle completamente el sentido. Eso es lo que pretendo hacer con la expresión de «biopolítica afirmativa», o también con la de «política de la vida» en tanto que contrapuesta a la de «política sobre la vida».


Roberto Esposito, Una biopolítica afirmativa. Entrevista de Antonio Valdecantos, Minerva nº12, 2009


http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=356

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