El lloc que el nostre cos ocupa en el món (Merleau-Ponty)








Merleau-Ponty (Primacía de la percepción, 1976 i Fenomenología de la percepción, 1981) sitúa el cuerpo en el centro de su análisis de la percepción. Según él, el mundo nos llega a través de la conciencia perceptiva, es decir, el lugar que ocupa nuestro cuerpo en el mundo. Merleau-Ponty hace hincapié en el sencillo hecho de que la mente está en el cuerpo y llega a conocer el mundo a través de lo que denomina el «esquema postural o corpóreo»: captamos el espacio externo, las relaciones entre los objetos y nuestra relación con ellos mediante nuestro lugar en el mundo y nuestro paso por él. De ahí que la meta de su trabajo sobre la percepción, tal como señala en The Primacy of Perception, es «restablecer las raíces de la mente en su cuerpo y en su mundo, en contra de las doctrinas que consideran la percepción como un simple resultado de la acción de las cosas externas sobre nuestro cuerpo, así como contra aquellos que insisten en la autonomía de la conciencia» (1976, págs. 3-4). (pàg. 45)

En lugar de ser «un objeto en el mundo», el cuerpo forma nuestro «punto de vista sobre el mismo» (1976, pág. 5) (pàg. 45)

Según Merleau-Ponty, llegamos a entender nuestra relación con el mundo a través de la situación de nuestros cuerpos física e históricamente en el espacio. «Lejos de ser meramente un instrumento u objeto en el mundo, nuestros cuerpos son los que nos dan nuestra expresión en el mismo, la forma visible de nuestras intenciones» (1976, pág. 5). Es decir, nuestros cuerpos no son sólo el lugar desde el cual llegamos a experimentar el mundo, sino que a través de nuestros cuerpos llegamos a ser vistos en él. El cuerpo forma la envoltura de nuestra existencia en el mundo; la yoidad procede de esta ubicación en el cuerpo. Por consiguiente, para Merleau-Ponty, la subjetividad no es esencial ni trascendental: el yo está ubicado en el cuerpo, que a su vez está ubicado en el tiempo y en el espacio. (pàgs. 45-46)

… siempre somos sujetos en el espacio, pero nuestra experiencia acerca del mismo procede de nuestro movimiento alrededor del mundo y depende de nuestra comprensión de los objetos en ese espacio gracias a nuestra conciencia sensorial. (pàg. 46)


Existen, sin embargo, una serie de problemas con la fenomenología de Merleau-Ponty. En primer lugar, descuida el género. El cuerpo se mueve en el tiempo y en el espacio consciente de su género y ésta es la razón por la que los hombres y las mujeres experimentan de modo distinto los espacios públicos de trabajo y por la que la presentación del cuerpo con la prenda de vestir también supone una experiencia diferente. Además, tal como se ha mencionado anteriormente, las mujeres suelen identificarse más con el cuerpo que los hombres y eso puede generar experiencias de corporeidad diferenciales: se podría decir que las mujeres tienen más tendencia a desarrollar una mayor conciencia corporal y de ellas mismas como un ser corpóreo que los hombres cuya identidad no está tan situada en el cuerpo.(pàgs. 46-47)


Joanne Entwistle, El cuerpo y la moda, Barcelona, Paidós 2002

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