Cada crani és un búnker impenetrable.




En su seminal artículo de 1974 ¿Cómo es ser un murciélago?, el filósofo Thomas Nagel abordaba la imposibilidad de sentirse verdaderamente otro, sentir lo que otro siente siendo ese otro. Solo uno mismo sabe qué se siente siendo uno mismo. Puedo intentar imaginar cómo es para un murciélago ser un murciélago, pero en ese ejercicio siempre estaré limitado por los recursos y las experiencias de mi propia mente, que no se parecen nada ni a los de la mente de un murciélago o cualquier otro animal consciente, ni a los de cualquier otro humano. La empatía es un sentimiento bien intencionado, pero imaginado: no puedo colocarme verdaderamente en el lugar de otro. Cada cráneo es un búnker impenetrable. Los laberintos, los desfiladeros, las excavaciones que aloja contienen mundos únicos, absolutamente únicos, que proyectamos hacia fuera en la linterna mágica de la vida.

Emilio López-Galiacho,
Cráneo(s). El útimo refugio
, fronterad 04/05/2023


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