L'explotació sense domini, clau de la societat actual.

El éxito de la depresión habría comenzado en el instante en el que el modelo disciplinario de gestión de la conducta y la educación culpabilizante, que, de forma autoritaria y prohibitiva, otorgaron sus respectivos papeles tanto a las clases sociales como a los dos sexos, pasaron a ser vistos como la base de las patologías. Una vez asimilada la noción de prohibición a la de represión social, una promesa se abrió paso sin problemas: bastaba con alejarse de las constricciones sociales para obtener el bienestar interior. Se habían creado las condiciones para que emergiera la nueva norma que induce al individuo a la iniciativa personal, esto es, que lo obliga a devenir él mismo. O si se prefiere enunciarlo a la inversa: ahora es precisamente la pasión de ser uno mismo la que alienta las nuevas normas. El deprimido es, en este nuevo marco, el que no está a la altura, el que se declara cansado del esfuerzo de devenir él mismo. He aquí el signo en el que ha evolucionado la depresión: el sujeto enfermo de sus conflictos ha dejado el lugar a un individuo paralizado por su insuficiencia.
Manuel Cruz, ¿De verdad nos hemos quedado sin futuro?, Claves de razón práctica, nº 227, Marzo-Abril 2013
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