Elogi de la democràcia grega.
by Leon Nicholas Kalas |
Tras el primer año de la guerra, Pericles subió a la tribuna para pronunciar el
discurso fúnebre, en honor de los caídos, según el rito cívico de la democrática
Atenas. El historiador Tucídides lo escuchó entonces (430 antes de Cristo) y lo
publicó por escrito años después, en el libro segundo de su Guerra del
Peloponeso, reconstruido según sus recuerdos y acorde con su propia idea
del gran político; y convirtió la conmovedora evocación de la magnánima Atenas
periclea en un texto inmortal. El discurso en honor de los muertos por la patria
era una institución tradicional. El threnos por los héroes muertos era
una práctica aristocrática que la democracia recobró con carácter cívico.
Exaltar ese sacrificio memorable: el heroísmo de los ciudadanos como reflejo del
valor de sus antepasados era una gran ocasión para la retórica
patriótica.
Hemos conservado otros ejemplos de estos clásicos
logoi epitáphioi (escritos por Gorgias, Lisias, Demóstenes e Hiperides, y
una parodia del género en el Menéxeno de Platón). El de Pericles es el
discurso más antiguo de esa acreditada lista, y muy superior a los demás, en su
estilo y su contenido. Porque no da una lista de los muertos ni sus familias,
sino que evoca la imagen de la ciudad por la que dieron la vida. Esa Atenas en
la que la vida común era hermosa y merecía la pena guerrear y estaba justificado
morir. Pericles descarta otros tópicos y centra su arenga en definir la política
de la ciudad que defendían los muertos por su libertad y democracia.
En
ese discurso están las frases más famosas sobre el carácter de la gente del
Ática: “Amamos la belleza sin lujos y amamos el saber con sinceridad” y “Atenas
es la escuela de Grecia”. Ahí está el elogio de su gobierno de todos para todos,
de la libertad en la convivencia, y su estima de la educación y las fiestas del
pueblo. Nos ofrece una imagen idealizada, pero fundada en su claro proyecto y
experiencia; una propuesta ideológica, que oculta sus crisis y problemas, pero
es tan magnífica que ninguna otra ciudad podía rivalizar en eso con aquella
Atenas, democrática y de arrogancia imperial. (Pericles no menciona ni el gran
arte con el que se embellecía la ciudad ni su gran puerto ni su vivaz
teatro).Este discurso apunta “una invención de Atenas”; une “elogio e historia”
y alza una imagen idealizada de la ciudad que entraría pronto en una trágica
crisis. (Al año siguiente murió Pericles y de la larga guerra saldría Atenas
derrotada).
Carlos García Gual, Atenas no tiene rival, Tormenta de ideas, 20/10/2012
http://blogs.elpais.com/tormenta-de-ideas/2012/10/atenas-no-tiene-rival.html
http://blogs.elpais.com/tormenta-de-ideas/2012/10/atenas-no-tiene-rival.html
Comentaris