Els consells de Maquiavel i la crisi.
Maquiavel |
El daño que debas causar, hazlo rápido, de una vez por todas y así se
olvidará pronto; la dádiva que vayas a ofrecer, dilátala en el tiempo y así
parecerá que eres muy generoso. Estos consejos que Maquiavelo da al príncipe
renacentista no los cumple este Gobierno. Al contrario, en lugar de despegarlo
de un tirón, parece que experimenta cierto placer en levantar con una lentitud
morbosa el esparadrapo que cubre nuestra herida. Las duras medidas de austeridad
que se ve obligado a tomar las revela poco a poco, de forma dubitativa, casi con
sadismo, un día un zurriagazo en los riñones, otro día una patada en la barriga,
para que el ciudadano vaya asimilando como un hecho natural los golpes de la
crisis. Mediante sucesivos recortes o con el inminente y siempre pospuesto
rescate, todo el mundo sabe que nos van a cortar una pierna, aunque el Gobierno
no dice si será la derecha o la izquierda, mientras no deja de engrasar la
sierra mecánica que va a usar en esta operación quirúrgica un cirujano de
hierro, según están reclamando ciertas voces. Dice Maquiavelo al príncipe: si no
eres amado, procura, al menos, ser temido. Luego añade: pero cuida que ese temor
no se convierta en odio. Es evidente que este Gobierno no ha logrado ninguno de
estos dos beneficios: ni es amado ni es temido; solo es objeto de admiración por
unos y de sarcasmo por otros, ante el simulacro que realiza para ocultar la
ruina en la que estamos metidos. El descrédito de su análisis económico, que ya
es materia de choteo en la barra de los bares, ha hecho que el miedo del
ciudadano se haya convertido en odio, solo que este Gobierno lo proyecta, junto
con sus propias dudas, contra los tiburones y los calvinistas hombres de negro
del Banco Central Europeo. El tinglado financiero mundial se parece a los palos
de un gallinero donde ya solo se posan los buitres. Ya se sabe qué sucede en
este caso. El buitre de arriba cubre de excremento al de abajo. No es difícil
imaginar en qué palo de este gallinero pasamos la crisis los españoles y cómo
nos despertamos cada mañana. Este Gobierno ni siquiera se atreve a confesar si
habrá mierda de buitre para todos; en caso de que la hubiera, puesto que se
trata de una dádiva, según Maquiavelo, para que cunda debería repartirla poco a
poco.
Manuel Vicent, La dádiva, El País, 28/10/2012
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