Les bases biològiques del comportament cooperatiu.
¿Qué es lo específicamente humano? Curiosamente son habilidades, salvo una, que compartimos con muchas otras especies, de manera destacada con los primates, a saber: la colaboración, la comunicación y (este aspecto es muy restringido) el aprendizaje social. Las peculiaridades relacionadas con estas características surgen como adaptaciones para responder eficazmente ante la compleja diversidad en la construcción de un nicho cultural. Tomasello (¿Por qué cooperamos?, Katz, Buenos Aires 2010) ha estudiado a niños en edades comprendidas entre un año y tres (también a otros primates), es decir, remontándose a un momento (un año) en el que no hay conocimiento del idioma ni se dan en los padres o cuidadores expectativas de que los infantes comporten un sentido social. Por otro lado, los estudios realizados con primates (orangutanes, chimpancés, bonobos) parecen evidenciar que el “comportamiento altruista de los seres humanos no es producto del ambiente cultural que nos caracteriza”. Este comportamiento altruista se compone de tres acciones: ayudar, informar y compartir, que no estarían determinadas por la intervención de los padres u otra forma de socialización sino que responderían a una tendencia innata que es moldeada posteriormente. Para Tomasello, el altruismo es un factor secundario a la hora de entender la colaboración humana. Lo esencial y lo detonante es el mutualismo, que implica coordinación y comunicación, tolerancia y confianza, normas e instituciones, características que exigen una facultad recursiva de la mente, central en la cognición de una intencionalidad común. Todo esto exige ponerse en el lugar del otro, imaginar al otro y lo que el otro piensa o imagina; en definitiva, lo que alguien ha llamado “una teoría de la mente”. El mutualismo, pues, como sustento del altruismo, así como de los juicios normativos (derechos y obligaciones), división del trabajo y asignación de estatus. Es decir, que “pensar juntos para llevar a cabo actividades cooperativas es el origen de la cultura”. Quizás Tomasello recuerda, al decir esto, que Sócrates ya creía que el pensamiento es algo que se lleva a cabo en común. Pensar, realmente, es hacerlo con el otro (sea real o imaginario), porque nadie piensa solo, no puede hacerlo.
Juan Malpartida,” ¿Por qué cooperamos?” de Michael Tomasello, Letras libres, octubre 2010
http://www.letraslibres.com/index.php?art=15017
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