Per què veiem?







... los fotones que nos vienen de las cosas nosotros los detectamos con nuestra retina, que es un detector de luz natural, análogo, aunque muchísimo peor, que los detectores de luz de nuestras cámaras fotográficas. La retina es peor, entre otras cosas, porque solo es sensible a fotones con energías específicas, los correspondientes a lo que se denomina rango óptico. Nuestra retina es un detector de ondas de campo electromagnético que varía del orden de 400 a 750 billones de veces por segundo (o 400-750 terahercios). Si nos llega un campo electromagnético que varía más rápido o más despacio, nuestro nervio óptico ni se entera (salvo que podemos quemar los receptores). Si nos llega muy poca luz tampoco nos enteramos, porque en realidad la retina solo detecta del orden de dos de cada 100 fotones ópticos que recibe. Solo esos producen una reacción química que se convierte en corriente eléctrica y que provoca nuestra percepción visual.

Por tanto, si nos restringimos a lo que nuestro ojo ve, la realidad solo serían aquellas cosas que emiten o reflejan fotones en el rango óptico, que abarca todo el conocido arcoíris, del violeta hasta el rojo, con cada color correspondiente a un estrecho rango de frecuencias. Además, esa realidad estaría limitada a lo que tiene un brillo suficiente como para que los fotones que llegan a nuestra retina provoquen la excitación de nuestros receptores. Así que muchas cosas muy cotidianas serían materia oscura. Empezando por el aire de la atmósfera porque no lo vemos, es transparente para nuestro ojo, no nos llegan (normalmente) fotones ópticos de él. Los virus serían también materia oscura, tampoco los vemos. Pero el aire existe e incluso podemos percibirlo cuando el efecto de las turbulencias de la atmósfera se deja notar en la trayectoria de los fotones en un día caluroso sobre el asfalto o cuando vemos titilar las estrellas por el efecto del seeing, que ya explicamos en otro artículo. También podemos verlo, al menos una componente del aire, gracias al fenómeno de las auroras boreales, cuando el oxígeno del aire emite luz en el óptico, en el color rojo o, más comúnmente, verde, o el nitrógeno emite luz azul. 

En cuanto a los virus, podemos hacer imágenes de ellos con microscopios electrónicos y ver ampliaciones en una pantalla de ordenador, pero no los vemos en sí, los fotones ópticos no interaccionan con los virus, podríamos decir que tienen escalas diferentes en el sentido de que la llamada longitud de onda de los fotones ópticos, que abarca desde 400 a 750 milmillonésima de metro, es más grande que el tamaño de los virus, que es del orden unas 10 milmillonésimas de metro. Es como intentar darle a una mosca con una raqueta de tenis. En realidad las imágenes de los virus se hacen con haces de electrones, no de fotones, creados por un emisor y que, tras interaccionar con los átomos del virus, nos ayudan a recomponer su estructura y representarla en una imagen digital que sí podemos visualizar.

Pablo G. Pérez González, Patricia Sánchez Blázquez, No vemos todo lo que existe, El País 04/11/2020

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