Els no llocs.







Si, como se suele decir, los lugares son las personas que los habitan, los no-lugares deberían ser las no-personas que los habitan o, quizás, los lugares que no habitan las personas. Sea como fuere, y más allá del trabalenguas, quien acuñó el término en 1992 fue el antropólogo francés Marc Augé y de él explicó algo así como que un "no-lugar es un espacio intercambiable donde el ser humano permanece en el anonimato".

Samuel Martínez, El no lugar, o cómo las ciudades carecen de identidad, el diario.es 31/10/2020

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