Les tres potes de la inferència.
Charles Sanders Peirce |
Puesto que, tanto en la vida cotidiana como en la investigación científica, casi nunca estamos seguros de nada, en realidad la mayoría de nuestros razonamientos son abductivos: los silogismos perfectos solo tienen cabida en los cursos de lógica y en la matemática pura. Y esto llevó al científico y filósofo estadounidense Charles S. Peirce, a finales del siglo XIX, a proponer el concepto de abducción -redefinido por él- como clave del pensamiento creativo. Para Peirce, la abducción no es una mera anomalía o variante imperfecta de la deducción, sino que, en pie de igualdad con esta y con la inducción, constituye el trinomio básico del pensamiento, y muy especialmente de la generación de nuevas ideas. La abducción propone hipótesis, la deducción saca conclusiones de estas hipótesis, y la inducción contrasta dichas conclusiones con la experiencia para reforzar o refutar las hipótesis propuestas. Abducción, deducción e inducción son, pues, las tres patas de la inferencia. Y los pilares del método científico.
Según Peirce, por lo que respecta a la actitud mental hay tres tipos de personas: artistas, gente práctica y científicos. Los artistas ven el mundo como si fuera un gran cuadro; para la gente práctica el mundo es una “oportunidad”; y los científicos se dedican a “la investigación diligente de la verdad por el mero afán de penetrar en la razón de las cosas”. En sus momentos más inspirados, y aunque no siempre sean conscientes de ello, los tres tipos de personas utilizan de forma creativa la abducción, que Peirce asocia a la sorpresa y redefine de este modo: “Observamos el hecho sorprendente C [c de “conclusión”]; si A [premisa] fuese verdadero, C sería obvio; luego es probable que A sea verdadero”. Así funciona la mente humana, buscando el orden a partir de la sorpresa. Y así avanza la ciencia.
Carlo Frabetti, ¿Deduces o abduces?, El País 13/11/2020
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