Biconceptuals (George Lakoff).
Entre el treinta y cinco y el cuarenta por ciento de la gente — quizá más en estos días— tiene un modelo de padre estricto que es el que rige su comportamiento político. Asimismo, hay gente, probablemente otro treinta y cinco por ciento, cuyo comportamiento político se rige por una visión del mundo como la de la familia protectora. Y luego está la gente de «centro».
Observa
que he dicho rige su comportamiento político. Todos tenemos los dos
modelos, activa o pasivamente. Los progresistas ven una película de John Wayne
o de Arnold Schwarzenegger y pueden entenderla. No dicen: «Yo no sé de qué va
esta película.» Tienen un modelo de padre estricto, al menos pasivamente. Y si
eres conservador y entiendes el Show de Cosby, tienes un modelo de padre
protector, al menos pasivamente. Todo el mundo tiene las dos visiones del mundo
porque las dos están muy presentes en nuestra cultura, pero la gente no vive
necesariamente siempre de acuerdo con una visión del mundo.
Así
que la pregunta es: ¿Vives de acuerdo con uno de los modelos basados en la
familia? Pero esta pregunta no es lo suficientemente específica. La vida tiene
muchas dimensiones, y mucha gente vive de acuerdo con un modelo de familia en
una parte de su vida y de acuerdo con otro modelo de familia en otra parte de
su vida. Tengo colegas que son padres protectores en casa y liberales en
política, pero padres estrictos en el aula. Reagan sabía que los obreros, que
eran protectores en su política sindical, con frecuencia eran padres estrictos
en casa. Utilizaba metáforas políticas basadas en la casa y la familia, y
conseguía que los obreros trasladasen de la casa a la política su modo de
pensar de padres estrictos.
Es
muy importante hacerlo. El objetivo es activar tu modelo entre la gente
de «centro». La gente de centro tiene los dos modelos, que utilizan con
regularidad en diferentes partes de sus vidas. Lo que tú quieres es conseguir
que ellos utilicen tu modelo en política —activar tu visión del mundo y tu sistema
moral en sus decisiones políticas.
Sin
embargo, al hacerlo, no quieres ofender a la gente de centro que hasta este
momento había hecho la elección contraria. Puesto que ellos tienen y utilizan
los dos modelos en alguna parte de sus vidas, se les podría persuadir para que
activasen el modelo contrario en política.
Clinton
manejó muy bien este problema. Se apoderó del lenguaje de los otros. Habló, por
ejemplo, de «reforma del bienestar». Dijo: «La era del gobierno grande ha
terminado.» Hizo lo que quería hacer, pero se apoderó del lenguaje de ellos y
utilizó sus palabras para describirlo. Los puso furiosos. Una técnica muy
inteligente.
George Lakoff, No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político (2004), Editorial Complutense, Madrid 2007
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