La pobreza insatisfeta dels cínics (Michel Foucault).
El Roto |
Frente a la tradición filosófica antigua, la pobreza
cínica es, desde luego, una pobreza concreta, material, física. Es real, es
activa, es indefinida.
Primero, la pobreza cínica es real, es decir que no se
trata en absoluto de un mero desapego del alma. Es un despojamiento de la
existencia que se priva de los elementos materiales a los cuales está
tradicionalmente ligada y de los que por lo común se cree que depende. La
pobreza cínica va a referirse, por ejemplo, a la vestimenta, al hábitat
reducido al mínimo, a las posesiones (…). Se refiere al alimento, que se
procura reducir a la mínima expresión. (…)
Segundo, es una pobreza activa, en el sentido de que no
se trata de una pobreza que se conforme con renunciar a toda preocupación
acerca de la fortuna, a toda conducta adquisitiva, a toda economía. Esta
pobreza cínica no se conforma con mantenerse en la mediocridad de un estado
dado como punto de partida. (…) La pobreza cínica no puede ser una indiferencia
a la fortuna y la aceptación de la situación dada. La pobreza cínica debe ser
una operación que uno hace sobre sí mismo para obtener resultados positivos,
coraje, resistencia y tenacidad. (…) No es una aceptación de la pobreza, es una
conducta efectiva de la pobreza.
Tercero y último, la pobreza cínica es una pobreza
infinita. Es real, es activa y es infinita o indefinida, en cuanto no se
detiene en un nivel considerado como satisfactorio, porque de hacerlo podría
considerarse que uno está, en suma, libre de todo lo que es superfluo. Esa
pobreza sigue buscando sin cesar despojamientos posibles. Es una pobreza
inquieta, una pobreza insatisfecha consigo misma que no deja de esforzarse por
alcanzar nuevos límites, hasta llegar al piso de lo absolutamente indispensable.
Bien, sobre el tema tenemos toda una serie de anécdotas. La más célebre, claro,
es la anécdota de la pequeña escudilla. Diógenes,
cuya vajilla consistía exclusivamente en una pequeña escudilla, un pequeño
recipiente en el cual bebía agua, advierte detrás de una fuente a un niño que
forma un cuenco con sus manos y bebe de ellas. En ese momento Diógenes tira su escudilla, diciéndose
que es otra riqueza inútil.
Como ven, la pobreza característica de la vida cínica no
es una pobreza virtual, de act5itud, como en Séneca. Tampoco es una pobreza
media de estado, como la que aceptaba Sócrates. Es una pobreza concreta de
despojamiento, una pobreza indefinida en trabajo indefinido sobre sí misma. (270-272)
Clase del 14 de
marzo de 1984. Segunda hora.
Michel Foucault, El coraje de la verdad, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires
2010
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