Europa, el fracàs d'un projecte.
Los que, en apariencia al menos, tienen cierto mando sobre nuestros
destinos, gestores de la finanza en primer lugar pero también las
vacas sagradas de la ciencia económica, mantienen en ocasiones serias
discrepancias sobre cómo ha de ser pilotada la nave de cada una de las
grandes zonas económicas del planeta. Así frente a la invitación de
Georg Soros para que Alemania asumiera claramente el mando en la
Eurozona, el economista alemán Hans Werner Sinn afirmaba taxativamente
ya hace casi un año en Inglaterra "Germany should not lead in Europe".
Sinn se ha mostrado en muchas ocasiones escéptico en relación a la
moneda común, y desde luego soy, como casi todo el mundo, incapaz de
seguirle en las razones técnicas que esgrime, no digamos ya de
responder a la pregunta sobre qué está defendiendo con sus tomas de
posesión, en la empantanada guerra de los intereses grupales. Sin
embargo una declaración suya en el foro económico de Mandeburgo, de la
que se ha hecho eco la prensa económica, apaga el alma por su pavorosa
lucidez. A su juicio "nunca como ahora hubo tanto odio en el seno de
Europa", lo cual sería una muestra fehaciente del fracaso de un proyecto
que en teoría realizaría el sueño (esencialmente social-demócrata) de
una confraternización sin precedentes entre los europeos. ¿Nunca tanto
odio? Quizás sea exagerado, no estamos en la Europa de esa guerra en la
que "al llegar la primavera ya sólo florecen tumbas", pero en todo caso
nunca probablemente hubo tanto desprecio. Desprecio que puede ser
tanto más afirmado de manera explícita cuanto que la canalización de la
energía hacia la confrontación entre enteras comunidades es la vía
adamantina para impedir (provisionalmente al menos) que se restaure el
objetivo fraternal de apuntar a la auténtica matriz de esta gangrena.
Víctor Gómez Pin, "Nunca hubo tanto odio", El Boomeran(g), 23/07/2013
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