L'escàndol Hannah Arendt.
Hannah Arendt |
El escándalo tuvo varias causas, sobre todo dos: la transcripción
de testimonios que confirmaban un hecho ya sabido pero no aireado (el
sometimiento de los consejos judíos a las exigencias nazis de
entregarles el inventario de los miembros de sus congregaciones,
facilitando así su posterior exterminio) y el concepto de «banalidad del
mal» aplicado por la autora a uno de los responsables de la «solución
final» llevada a cabo contra el pueblo judío. Este concepto fue
erróneamente interpretado por los detractores de Arendt, ya que en
ningún momento ella lo utilizó para librar de culpa al criminal. Lejos
de intentar disculpar el crimen, lo que hace Arendt es analizar a quien
lo cometió: un hombre mediocre, que, a diferencia de sus hermanos, no
pudo terminar sus estudios y que, incapaz de ganarse la vida pero con
ganas de medrar, ingresó en las SS, organización que le dictaba cuanto
debía hacer, haciendo por él lo que él era incapaz de hacer: pensar.
Para Arendt, la falta de pensamiento, de reflexión, equivale
justamente a la banalidad. «Una de las lecciones que nos dio el proceso
de Jerusalén es que el alejamiento de la realidad y la irreflexión
pueden causar más daño que todos los malos instintos inherentes, quizá, a
la condición humana». Para ella, la falta de reflexión no solo es
propia de individuos como Eichmann, sino de las sociedades y países que
colaboraron –por omisión o activamente– en el Holocausto. El pensamiento
banal como caldo de cultivo del mal es causa de los trágicos desmanes
sufridos por parte de la humanidad.
Ana María Moix, La actualidad de Hannah Arendt, SModa, El País, 13/07/2013
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