Mercat i poder.
El neoliberalismo siempre fue una desregulación con trampa: hacer desaparecer lo público allí donde valía para construir justicia social, pero mantenerlo fuerte para impulsar la iniciativa privada. El banquero Walter Wriston, presidente de Citicorp, publicó en 1992 The Twilight of Sovereignty (”El ocaso de la soberanía”), un libro en el que afirma que los mercados son las únicas máquinas de votar reales, por lo que deben asumir la responsabilidad de dirigir la sociedad en lugar de los políticos, ya que si se mantienen fuera del alcance de las normas expresan con precisión lo que quiere la gente.
Si leen detenidamente lo expuesto por Wriston, encontrarán un pensamiento profundamente antidemocrático, una coartada para que el mundo del dinero se emancipe de la propia sociedad.
La pregunta ya no es si estamos al final del modelo neoliberal; la pregunta es qué vendrá a continuación. Estará en condiciones de ofrecer una respuesta quien consiga tres cosas: aumentar en lo inmediato el poder adquisitivo de la mayoría, devolver la capacidad de previsión garantizando bienes básicos como la vivienda, y acompañar estas medidas materiales de un correlato cultural que haga sentirse al ciudadano común de nuevo importante como parte central de su país. Cuidado: si el progresismo no se toma en serio estas tareas, habrá una nueva derecha que las articule en clave xenófoba y autoritaria. Nadie preguntará por los apellidos.
Daniel Bernabé, La izquierda debe identificar por dónde gira el viento político, El País 22/08/2024
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