Del passat l'important no és recuperar el que ja va ser, sinó el que mai no va poder ser (Clara Ramas)





En cierto modo, todos hemos perdido siempre el tiempo porque no hay un sentido unívoco o un significado que demos al transcurso del tiempo en general. Vivimos buscando precisamente esa manera de darle sentido, eso es algo general y que se hace a través de la política, del arte... En definitiva, con el tipo de relato que construimos para dar explicación a lo que somos, tanto individualmente como en términos colectivos. Lo que ocurre es que hay diferentes maneras de recuperar ese tiempo perdido. Me gustaba la idea de hacer este juego de palabras con la obra de Marcel Proust [En busca del tiempo perdido] y la situación actual, donde creo que hay una manera melancólica de mirar y aproximarnos a ese tiempo perdido que todos tenemos.

... para mí lo importante de mirar al pasado no es tanto la idea de intentar recuperar lo que ya fue −o el tipo de soluciones políticas que se dieron antes−, sino lo que nunca pudo ser. Es decir, ese tiempo perdido que echas de menos precisamente porque ha sido imposible.

Me parece importante aquí, por ejemplo, tomarnos en serio que Karl Marx definiera el comunismo como un espectro. Él dice: "Un espectro recorre Europa, es el fantasma del comunismo". El espectro es algo que no está presente del todo, pero que, aunque no lo puedas tocar con tus propias manos, genera una presencia difusa. Es interesante esta idea de que aunque nunca haya ocurrido una determinada situación, podemos echarla de menos; y, desde luego, con el capitalismo echamos muchas cosas de menos. Lo que creo que deberíamos pensar no es tanto en reproducir lo que ya fue, sino qué promesas imposibles quedaron en ese tiempo que fue y cómo las deseamos hacia el futuro.

Nuestras esperanzas en el futuro están canceladas y nuestra propia experiencia del presente igual por el capitalismo. Por supuesto que hemos perdido cosas y hay aspectos en los que vivimos peor que nuestros padres, pero eso tiene un nombre: se llama capitalismo neoliberal, que progresa a costa de la desposesión de nuestras propias vidas.

Lo que creo es que la solución no puede ser intentar volver al capitalismo fordista del bienestar de los años 60, con soluciones de bienestar tardo-franquista para problemas del siglo XXI. El capitalismo arrasa nuestra vida, arrasa el planeta, produce cuerpos exhaustos, recursos naturales explotados, tensiones sociales... y ahí lo que yo digo es que las salidas a eso tienen que ser muchísimo más ambiciosas, que pasan por el cuestionamiento del trabajo asalariado, del modelo de acumulación o del trabajo de reproducción.

Los nuevos gurús del coaching, Llados y compañía, funcionan y apelan en principio a un deseo muy narcisista porque se supone que lo público está muy despreciado y ya nadie cree en esas formas colectivas de emancipación, no se encuentra allí el gozo. Antes quizás la militancia o las reuniones generaban un tipo de espacios en común de ocio y de actividades que hoy ya no existen.

Para afrontarlo, evidentemente, tenemos que reconocer de alguna manera lo que ellos perciben, pero bajo las preguntas adecuadas. ¿Es posible un proyecto de vida y autoconstrucción de una persona en el capitalismo? Esa es la pregunta que hay que hacer que la gente se formule: ¿qué ofreces tú al capitalismo y qué te devuelve? Tú ofreces básicamente todo tu tiempo de vida, todas tus horas de trabajo, tus horas de ocio porque apenas se puede desligar del consumo, y ¿qué recibes a cambio? Creo que no salen las cuentas y por eso estos gurús apelan a reinos de libertad individual y abogan por encerrarte en tu habitación a hacer deporte tú solo. Habría que preguntarse por qué no podemos sentirnos libre en el capitalismo de ninguna otra manera.

Durante todo el siglo XX, hemos visto cómo cuando había un riesgo de avances populares o de conquistas democráticas sustanciales, se suspendían garantías parlamentarias o democráticas a base de golpes de Estado. Ahora mismo, el neoliberalismo actual tiene tantas dificultades para mantener su régimen de acumulación y de beneficio que es posible que la propia democracia sea algo a lo que en algún momento dado se plantee tener que renunciar. Si no, es imposible que se mantenga el nivel de tensión que impone sobre los recursos naturales y sobre los propios cuerpos que trabajan. En algún momento van a regresar medidas mucho más autoritarias que las que conocemos. Es un horizonte que en el capitalismo ha estado siempre presente y que va a volver, aunque lo haga de maneras diferentes.

... todo lo que tenga que ver con lo político y con lo social no puede definirse nunca en términos naturales. Esas construcciones o esas miradas que intentan hacerlo así están cerca de un peligroso esencialismo biologicista. Al final de una especie de darwinismo social más o menos encubierto, o de pensar que se pueden explicar los comportamientos humanos apelando a instintos.

Creo que todo lo que hacemos, aunque tenga una base corporal o física está siempre escrito y leído desde la cultura, el lenguaje, la política y la praxis colectiva. Por eso creo que ningún problema político se resuelve apelando algo así como la naturaleza, porque la naturaleza para nosotros no es que no exista, pero siempre existe desde la mirada de la cultura o del lenguaje.

...todo lo que he dicho antes se podía resumir en esa frase: conquistar tiempo libre. Eso es lo que el capitalismo hace imposible tener, tiempo libre para la vida o para lo que hace que la vida merezca la pena, llámese política, arte, amor o como cada uno lo quiera llamar. La conquista del tiempo libre creo que podría ser el lema que aglutine todos nuestros afanes, así como los de la izquierda.

María Martínez Collado, entrevista a Clara Ramas: "La izquierda debe decir sin miedo que va abolir el trabajo ...", publico. es 06/'7/2024

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