Contra el govern de les passions.
La pasión, como decíamos hace un momento, presenta una perspectiva positiva y otra negativa al mismo tiempo. Entre los escritores antiguos, como los estoicos y los epicúreos, estar sometido a una pasión podía verse como un elemento que desequilibraba notablemente al ser humano. Los epicúreos recomendaban disfrutar de la vida, pero sin quedar atrapado en una pasión amorosa, mientras que los estoicos directamente te aconsejaban ir más allá de este tipo de pasiones. En la época moderna, en gran medida como herencia de la tradición cristiana que podemos encontrar ya en la poesía trovadoresca, el amor se convierte en el ámbito donde de manera más privilegiada se puede sublimar la búsqueda de trascendencia por parte del hombre.
... a la hora de la verdad, cuando te encuentras inmerso en los canales de la pasión, tu capacidad de elección queda prácticamente anulada porque estás imbuido de una fuerza que no te deja elegir. Éste es el motivo por el que la pasión, en sentido general, ha tenido desde el comienzo sus apologetas, sus detractores e incluso a veces la misma persona ha sido apologeta y detractor. También es el motivo por el
que prácticamente todas las tradiciones, aunque ahora podríamos mencionar la griega y la hindú para situarnos, han aconsejado que la sociedad esté gobernada por personas que hayan superado las pasiones, que las hayan destilado o que se encuentren más allá de ellas. A fin de cuentas, si estás ligado a una pasión, es evidente que tenderás a darle hegemonía.
Si pensamos por un momento en Estados Unidos, veremos que la Revolución americana, consecuencia de la Revolución inglesa y de la Revolución francesa, actúa en cierto modo como la Ilustración transatlántica que convierte a este país en un nuevo rico ilustrado. Entonces, ¿por qué vemos tantos elementos de puritanismo en la vida pública? Los estadounidenses conservan esta especie de obsesión ilustrada, pero sin la vieja sabiduría erótica que comentábamos sobre Italia y Francia al hablar de Stendhal. Esto puede llevar a medidas tan inverosímiles como que el ejército de Estados Unidos prohíba explícitamente el adulterio y que esta falta sea motivo de expulsión. Por supuesto, este puritanismo radica en la idea de que la persona que es prisionera de una pasión ilegal no puede gobernar una sociedad. Es algo muy propio de Estados Unidos.
Rafael Argullol, Las pasiones según Rafael Argullol. Conversaciones con Félix Riera, Barcelona, Acantilado 2020
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