La cultura del color i la distinció de sexes.
No hay raíces ancestrales que justifiquen que los niños deban ir de azul y las niñas de rosa. De hecho, los niños de menos de dos años prefieren los colores intensos como el rojo y el azul, según la bióloga Anne Fausto-Sterling, y no los colores suaves y pastel.
Además, el color favorito de la mayoría de personas (hombres y mujeres) es el azul, como muestra esta encuesta en diez países de la empresa de opinión pública británica YouGov, en la que al rosa le cuesta colarse entre las cinco opciones favoritas. El azul también es el favorito de las mujeres (aunque con menos ventaja que para los hombres). Después se cuelan el verde o el rojo. Estos datos coinciden con los publicados por Eva Heller en su Psicología del color, que explica que, en general, las preferencias de colores entre hombres y mujeres son similares.
También hay que tener en cuenta que las convenciones sobre los significados de cada color son en gran medida arbitrarias y además cambian con el tiempo. Así, el rojo se suele identificar con la vida, la salud, el vigor, al ser el color de la sangre. Sin embargo, a menudo la connotación del color no tiene que ver con ningún paralelismo: el púrpura se asocia a la nobleza y a los reyes simplemente por lo caro que resultaba conseguir este tinte.
Estos significados también pueden cambiar dependiendo de la cultura en la que estemos. Yellow en inglés significa amarillo y cobarde (a Judas se le vestía en muchos cuadros con este color), pero también se asocia al sol y por tanto a la felicidad y a la nobleza (como en Egipto y China). Y, por supuesto, hay modas: el rosa se llevó durante el Rococó, como se puede ver en el retrato de Luis XVI pintado por Nicolas André Monsiau. Y eso por no mencionar que a lo largo de la historia (y dependiendo del lugar) los hombres hemos llevado vestidos, faldas, medias, pelucas, maquillaje y tacones.
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