Dietes digitals.




Ayudamos a formatear propaganda personalizada al detalle. Picamos datos y las redes criban perfiles psicológicos y biográficos, revelados al usar cualquier dispositivo. Y, tras exponer nuestras debilidades y tejer redes de confianza, nos convierten en objetivos y canales publicitarios. Vulnerables a una propaganda que se disfraza de información veraz y que viralizamos como diálogo social espontáneo.

Todo lo que pasa debe ser conocido.
Compartir es cuidar de los demás.
La privacidad, un robo.

Eran estribillos muy populares hasta 2018. Se entonaban cada vez que poníamos las manos en un teclado o el dedo en la pantalla. Pero, finalmente, reconocimos que no podíamos conocerlo todo. Ni soportar más el perverso síntoma de habernos perdido algo. El hambre de reconocimiento y refuerzo positivo, por falta de autoestima, no se aliviaban compartiéndolo todo. Expoliaban y degradaban los verdaderos tiempos y espacios sociales. Nos hacían transparentes al poder. Y a este, opaco e irresponsable.
La gente libre (la que pelea por serlo) se distinguirá por sus ayunos, dietas y otras rebeldías digitales. Frente a quienes serán aplastados por el sobrepeso de su huella digital. Estarán inmovilizados por el rastro que dejaron, por desconocimiento e inconsciencia.
La rebeldía del siglo XXI reside en hackear, reprogramar cuerpos, máquinas y algoritmos. Recombinar el código genético y digital expresando nuevos afectos, cuidándonos y combatiendo los bonapartes digitales que pretenden dirigir el manicomio.
Víctor Sampedro, Ayunos, dietas y otras rebeldías digitales, el diario.es 01/01/2019

Este texto es una remezcla redux del libro Dietética Digital (Icaria, 2018), del mismo autor, con citas en cursiva de la novela de Dave Eggers El círculo (Ramdom House, 2014)

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