Els "valors" de la "manada".

La banalidad con la que estos chicos de barrio abusan, violan y vejan a una mujer es escalofriante para nosotros, pero no para el que vive en su mundo de valores. Y son esos valores, tan profundamente arraigados –en el instinto, en la tradición, en los grupos de referencia, en ciertas instituciones–, los que hay que deconstruir y desactivar. Están en la familia, en la calle, en los cuarteles, en las hinchadas de fútbol, en la secuencia de videos musicales del bar, en los calendarios de los talleres mecánicos, en el porno que cualquier chaval consume ahora mismo por internet...
Y ante todo eso no sirve de nada endurecer las leyes, ni hacer disquisiciones demagógicas sobre el elitismo de la justicia, ni linchar a los magistrados, ni arengar a las mujeres a que saquen la faca. A los valores solo se les vence con valores. El problema es cómo competir con los valores de la manada, con esa jauría de creencias, prejuicios y hábitos que rodean a tantos jóvenes, incluyendo a los que tenemos más cerca –en el barrio, en el instituto, en el pueblo– y que son tan terriblemente parecidos a los acusados.
La única forma legítima de competir con ellos tiene que ser la educación formal y obligatoria. Una educación en la que la reflexión en torno a valores no sea algo marginal, sino el eje mismo del currículo. Mientras concibamos la educación como mera formación profesional y académica no hay nada que hacer. Los problemas de valores (y esta violación lo es) no los resuelve la policía, ni los psicólogos, ni los discursos (ni de feminismo ni de nada). A nadie se le convence simplemente a palos, ni con terapias, ni con discursos. A la gente se le convence permitiendo que expongan sus ideas, haciéndoles evidente que son erróneas (si es que lo son) y ofreciéndoles otras mejores. Se trata de razonar y dialogar, durante días, meses y años. Hasta que cambie lo único que puede hacer que cambie algo: lo que tenemos en la cabeza.
Víctor Bermúdez, La educación de la manada, el periodico extremadura 02/05/2018

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