Creences i compromís.

Kurzban y Christner creen que las creencias en lo sobrenatural son dispositivos para el compromiso. Ellos parten de la premisa de que la historia humana se ha caracterizado por un baile de alianzas, una creación y ruptura continua de las mismas. Esto no quiere decir que no hayan existido alianzas estables, como las basadas en parentesco, pero basta con la idea de que ha habido volatilidad en las alianzas. También asumen que pertenecer a una alianza es un beneficio y que no ser miembro es un coste. Los individuos que no pertenecen a un grupo estarían expuestos a la explotación al no tener quién les defienda. Un dato que apoya esto es que los humanos derivamos placer de la pertenencia a grupos y dolor cuando somos excluidos de ellos lo que indica que hay sistemas motivacionales trabajando para que nos incluyamos en grupos y evitemos quedarnos fuera (la visión de la autoestima como un sociómetro va en esta línea).

Dadas estas premisas, un parámetro clave que un grupo examinaría a la hora de aceptar un miembro sería su probabilidad de cambiar de bando si es que las cosas se ponen feas o si aparecen oportunidades mejores en otros grupos. Esto sugiere que la capacidad para señalar que uno no quiere -o mejor aún: que uno no puede- cambiar de bando sería muy beneficioso para el individuo porque le haría más valioso para el grupo. Esta idea es un caso específico de un fenómeno más general que consiste en que disminuir las opciones de las que uno mismo dispone puede ser una ventaja siempre que se señale este hecho a los demás (el dilema del secuestrador de Schelling). Como decía al inicio, las marcas, cicatrices o tatuajes corporales cumplen esta función porque es menos probable que el grupo rival acepte a alguien con marcas del grupo enemigo en su seno.

Las creencias son diferentes a las marcas corporales pero Kurzban y Christner dicen que pueden cumplir la misma función. Para empezar, las creencias son invisibles y, en teoría, se pueden cambiar pero generar una creencia en la cabeza de la otra persona puede dar lugar a un compromiso. Poníamos un ejemplo de ello en esta entrada sobre las ideas de Robert Frank. Si Albert le cuenta a Bob una información que podría ser desastrosa para él si se conoce (por ejemplo, que mató a una persona), Alfred está asegurándole a Bob que no le va a traicionar porque entonces Bob podría ir a la policía a contarlo. Es decir, transmitir ciertos tipos de información a los demás (por ejemplo información que nos hace vulnerables) puede aumentar la probabilidad de que piensen que uno va a seguir siendo un aliado. 

Pero vamos por fin al meollo de la postura de Kurzban y Christner. Pascal Boyer dice que hay creencias que hacen imposible la pertenencia de alguien a un grupo. Fijaos en las tres afirmaciones siguientes:


1- Colón descubrió América en 1215
2- La Tierra es plana
3- Me gusta comer mis propias heces.


Mantener las creencias 1 y 2 actualmente pueden dar lugar a una evaluación negativa. En general, la gente preferiría miembros en su grupo que no tengan estas creencias. Sin embargo, aunque conociéramos que alguien las mantiene no conduciría probablemente a la exclusión social. Sin embargo, la creencia 3 es muy diferente, la evaluación negativa que suscita es mucho mayor y hace al sujeto que la mantenga incapaz de pertenecer a un grupo, porque nadie le aceptaría. Por lo tanto, para solucionar el problema del compromiso lo que se necesita es mantener una creencia que haga al sujeto incapaz de pertenecer a todos los grupos excepto al grupo al que quiere señalar su lealtad. Muchos grupos religiosos tienen éxito porque las creencias que les hacen distintos son creencias que provocan el ridículo, el aislamiento o la persecución. Con esas creencias no se puede ir a ningún sitio, no se puede salir del grupo. Casi podríamos decir que lo raro de muchas creencias se debe precisamente a este mecanismo. Como creencias más normales o menos extremas las pueden tener otros grupos religiosos, hay que derivar a creencias cada vez más extrañas para poder diferenciarse. 

En definitiva, las creencias que impiden que los sujetos pertenezcan a otros grupos son valiosas como señales de compromiso. Muchas creencia sobrenaturales pueden hacer pensar a los que no las comparten que esa persona tiene un trastorno mental. Si las creencias en lo sobrenatural pueden funcionar como marcas de pertenencia entonces sería posible que existan mecanismos de selección para generar y mantener creencias sobrenaturales. Kurzban y Christner se centran en creencias de tipo religioso pero creo que el mecanismo es aplicable a otras creencias no religiosas, creencias conspiranoicas o de otro tipo pueden igualmente señalar el compromiso con cierto grupo.

En este sentido, es muy interesante que los mayores odios se dan entre grupos religiosos relativamente próximos. Uno podría pensar que un grupo católico sería fieramente antagónico a un grupo hindú pero la historia nos dice que los mayores derramamientos de sangre se han producido por luchas entre sectas o grupos que diferían sólo en un puñado de creencias. Esto puede tener la explicación de que compiten por el mismo mercado pero es congruente con esta explicación de que las creencias están diseñadas para señalar el compromiso con el grupo.

Resumiendo, los mecanismos para dar lugar a creencias sobrenaturales que hacen que su portador sea temido y odiado por otros grupos que no comparten sus creencias están funcionando de la manera para la que han sido diseñados y no son un error de diseño. 


Pablo Malo, Las creencias falsas como dispositivos de compromiso con el grupo, Evolución y Neurociencias 26/05/2018


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