Política i polis (Hannah Arendt).
Política
contra necessitat i coacció.
Lo decisivo de esta libertad
política es su vínculo a un espacio. Quien abandona su polis o es desterrado
pierde no sólo su hogar o su patria sino también el único espacio en que podía ser
libre; pierde la compañía de los que eran sus iguales. Pero para su vida y el
cuidado de su existencia este espacio de la libertad era tan poco necesario o
indispensable que constituía más bien un impedimento. Los griegos sabían por
propia experiencia que un tirano razonable (lo que nosotros llamamos un déspota
ilustrado) era una gran ventaja para la prosperidad de la ciudad y el florecimiento de
las artes tanto materiales como intelectuales. Sólo que así se acababa con la
libertad. Se expulsaba a los ciudadanos a sus hogares y el espacio en que se
daba el trato libre entre iguales, el agora, quedaba desierto. La
libertad ya no tenía espacio y esto significaba que ya no había libertad política.
Aquí todavía no podemos
referirnos a lo que verdaderamente ha significado esta pérdida de lo político,
que en el sentido de la Edad Antigua coincide con la pérdida de la libertad.
Aquí se trata sólo de que una breve retrospectiva sobre aquello que en origen
se vinculaba al concepto de lo político nos proteja del prejuicio moderno de
que la política es una necesidad ineludible y de que la ha habido siempre y
por doquier. Precisamente necesario —sea en el sentido de una exigencia
ineludible de la naturaleza humana como el hambre o el amor, sea en el sentido
de una organización indispensable de la convivencia humana— lo político no lo
es, puesto que sólo empieza donde acaba el reino de las necesidades materiales
y la violencia física.
La
política no ha existit sempre.
Tan poco ha existido siempre y
por doquier lo político como tal que, desde un punto de vista histórico,
solamente unas pocas grandes épocas lo han conocido y hecho realidad. Sin
embargo estos pocos grandes casos afortunados de la historia son decisivos;
únicamente en ellos se pone de manifiesto el sentido de la política, tanto en
lo que ésta tiene de salvación como de desgracia. Por este motivo son
modélicos, no porque puedan copiarse sino porque ciertas ideas y conceptos que
durante un breve período fueron plena realidad son determinantes también para
las épocas a las que una plena experiencia de lo político les es negada.
(El
sentit de la política, 150-184)
Hannah
Arendt, Introducción a la política, en La
promesa de la política, Paidós, Barna 2008
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