La política i el món homèric (Hannah Arendt)
Para comprender nuestro concepto
político de libertad tal como originalmente aparece en la polis griega es de
gran importancia este estrecho vínculo de lo político con lo homérico. Y no
sólo porque Homero fuera el educador de esta polis, sino también porque, según
la comprensión que de sí mismos tenían los griegos, la organización y fundación
de la polis estaban íntimamente ligadas a aquellas experiencias ya presentes en
él. Así, el concepto central de la polis libre, no dominada por ningún tirano,
y los conceptos de isonomia e
isegoria se
remitían sin dificultad a los tiempos homéricos ya que, de hecho, la grandiosa experiencia
de las potencialidades de una vida entre iguales ya se encontraba modélicamente
en las epopeyas homéricas; y, lo que quizá es más importante, el nacimiento de
la polis podía entenderse como una respuesta a estas experiencias, bien
negativamente —en el sentido en que Pericles en su discurso funerario se
refiere a Homero: la polis debía fundarse para asegurar a la grandeza de los
hechos y palabras humanos una permanencia más fiable que la memoria que el
poeta conservaba y perpetuaba en el poema (Tucídides, II, 41)—, bien
positivamente, en el sentido en que Platón
decía (en la Carta XI, 359
b) que la polis había nacido de la confluencia de grandes acontecimientos
ocurridos en la guerra o en otras gestas, es decir, de actividades políticas en
sí mismas y de su peculiar grandeza. En ambos casos es como si el campamento
militar homérico no se levantara, sino que se instalara de nuevo tras el regreso a la patria, se fundara
la polis y se encontrara con ello un espacio donde aquél pudiera permanecer
prolongadamente. Y por mucho que en esta permanencia prolongada haya podido transformarse,
el contenido del espacio de la polis sigue ligado a lo homérico, que le da
origen.
Es por lo tanto natural que
ahora, en este espacio propiamente político, lo que se entendía por libertad se
desviase; el sentido de la empresa y la aventura se debilitó más y más y aquello
que en estas aventuras había sido en cierta manera el accesorio indispensable,
la constante presencia de los otros, el trato con iguales en la publicidad del
ágora, la iségoria, como
dice Heródoto, pasara a ser el auténtico contenido del ser-libre. Simultáneamente,
la actividad más importante para el ser libre se desplazó del actuar al hablar,
del acto libre a la palabra libre.
(El
sentit de la política, 150-184)
Hannah
Arendt, Introducción a la política, en La
promesa de la política, Paidós, Barna 2008
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