Filosofia, història i política (Hannah Arendt)
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La filosofía tiene dos buenos
motivos para no encontrar nunca el lugar donde surge la política. El primero es
la creencia de que hay en el hombre
algo político que pertenece a su esencia. Pero esto no es así; el hombre es apolítico. La
política nace en el entre-los-hombres,
por lo tanto completamente fuera del
hombre. De ahí que no haya ninguna substancia propiamente política. La política surge en
el entre y se
establece como relación.
El segundo es la representación
monoteísta de Dios, a cuya imagen y semejanza debe haber sido creado el hombre.
A partir de aquí, ciertamente, sólo pueda haber el hombre, los
hombres son una repetición más o menos afortunada del mismo. El
hombre creado a semejanza de la soledad de Dios es la base del hobbesiano State of nature as a war of all against all.
Es la guerra de uno contra todos los otros, que son odiados
porque existen sin sentido (sin sentido para el hombre creado a imagen de la
soledad de Dios).
La solución de Occidente a esta
imposibilidad de la política dentro del mito occidental de la creación es la
transformación de la política en historia o su sustitución por ésta. A través
de la representación de una
historia universal la pluralidad de los hombres se diluye en un individuo humano que
también se denomina humanidad. De ahí lo monstruoso e inhumano de la historia,
que al fin se impone plena y brutalmente a la política. (Què és la política?)
Hannah
Arendt, Introducción a la política, en La
promesa de la política, Paidós, Barna 2008
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