Ordre i pluralitat social.
Una de las consecuencias más sobresalientes de lo que se viene llamando globalización es la creciente heterogeneidad cultural de nuestras poblaciones, a resultas tanto de la inmigración como de la desestructuración social y la consiguiente fragmentación de las identidades. Por eso nuestros paisajes urbanos son cada vez más abigarrados, dado el incremento de lo que cabe denominar el pluralismo civil. Lo cual genera problemas de todo orden que todavía no sabemos muy bien cómo abordar, pues nuestras instituciones se construyeron históricamente sobre la base de la homogeneidad cultural enraizada en cada territorio singular. Y como señalé aquí en otra ocasión (Desconfianza, 27-5-2002), esta irrupción de la diversidad ha implicado una creciente volatilidad del capital social, cuyas redes de reciprocidad se desgarran y fragmentan, emergiendo de entre ellas una insidiosa percepción de desconfianza generalizada. (...) Se puede crear un orden social a partir de la heterogeneidad cultural? Y,...