Intel.lectuals vs polítics.



En cierto sentido, un intelectual es exactamente lo contrario de un político. Un político es un tipo que simplifica al máximo los problemas, reduciéndolos a lo esencial para poder resolverlos de la manera más sencilla y más rápida posible; por el contrario, un intelectual es un tipo que en vez de simplificar los problemas los vuelve más complejos, formulándolos de la manera más compleja posible, o un tipo que inventa problemas donde nadie los ve, mostrando que la realidad es más rica de lo que aparenta. Un buen político es aquel que jamás inventa un problema: solo los resuelve; un buen intelectual es aquel que jamás resuelve un problema: solo los vuelve más problemáticos, o los inventa. Esta oposición es otro motivo para desconfiar de los intelectuales metidos en política. Y, dicho sea de paso, también de los políticos metidos a intelectuales.

Javier Cercas, La política chic, El País semanal, 31/10/2010

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