El relativisme ètic de Protàgores.
Protágoras es conocido por su famosa máxima: "El hombre es la medida de todas las cosas: de las que son, que son, y de las que no son, que no son”. Esto implica que no existen verdades universales ni hechos morales objetivos. En el lenguaje de la metaética contemporánea, sería un «antirrealista ». La verdad, incluida la moral y la justicia, es relativa a los individuos o a las comunidades que las perciben. Por ejemplo, lo que una comunidad considera justo o injusto lo es solo para esa comunidad mientras mantenga esa convicción. Protágoras rechaza la existencia de hechos morales independientes de la mente humana o de una moral universalmente válida. Argumenta que la diversidad de creencias morales entre culturas y personas demuestra que no hay una verdad moral absoluta. Este argumento se llama ahora "argumento de la relatividad" o argumento del “desacuerdo moral” y sugiere que, si existieran verdades morales objetivas, habría mayor acuerdo sobre lo correcto e incorrecto, pero la realidad muestra lo contrario.
Para Protágoras, las leyes y las nociones de justicia son convenciones creadas por cada comunidad política (polis) según lo que consideran útil o beneficioso para ellas. No hay una justicia "natural" o inherente; lo justo es lo que una comunidad establece como tal. Esto lo convierte en un "positivista legal" y "convencionalista político", ya que la validez de las leyes depende de las decisiones colectivas, no de un estándar universal. Aunque niega verdades morales absolutas, Protágoras no adopta un relativismo absoluto que equipare todas las opiniones. Sostiene que algunas creencias morales o leyes son más útiles o beneficiosas que otras. Los sofistas, como él, pueden persuadir a los ciudadanos para adoptar las normas más prácticas, lo que lo lleva a ser visto como un "consecuencialista ético" o "pragmatista ético". La utilidad y las consecuencias prácticas son criterios clave para evaluar leyes y decisiones.
Así que en el contexto de la epistemología política, Protágoras niega que exista un conocimiento moral objetivo que pueda guiar las decisiones políticas. En lugar de buscar verdades absolutas, propone que las decisiones se basen en lo que resulta útil para la comunidad, resuelto a través del debate y la deliberación democrática. Sin embargo, esta postura no resuelve completamente los desacuerdos morales, ya que carece de estándares universales.
Pablo Malo, Moral y Geopolítica, Pablo's Substack 21/06/2025

Comentaris