Vint fal·làcies lògiques.





Todos pensamos y todos argumentamos. Pero, ¿la facultad cerebral innata de discurrir y argumentar lleva consigo también el don de la infalibilidad?, o, más bien, ¿tendemos a analizar, deducir y hablar, con toda una serie de errores de procedimiento y ausencia de garantías debido al uso rudimentario, espontáneo y sin examen de dicha capacidad congénita del ser humano?

Más allá del talento particular de cada uno, tanto en el pensar cómo en la argumentación, lo cierto es que, cómo somos humanos, nos afectan factores externos (sentimentales, emocionales entre otros) y no siempre tenemos voluntad de veracidad, todos podemos caer en el equívoco al deliberar y concluir y, por ende, ser engañados o confundir. Especialmente cayendo en las llamadas, «falacias lógicas», que son proposiciones, argumentos, conclusiones o razonamientos presentados de forma aparentemente correcta, pero que, en el fondo, analizadas en detalle, se trata de proposiciones, argumentos, conclusiones o razonamientos engañosos, erróneos o falaces que tienen la única intención de ser convincentes o persuasivas.

Cómo decía Cicerón, «No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable». Y para evitar esto, aquí te dejamos los veinte ardides y subterfugios dialécticos más comunes…

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