Més d'un Big Bang.
Lo que tradicionalmente hemos denominado “el universo” (el resultado de “nuestra” gran explosión) puede que solo sea una isla, solo un pedazo de espacio y tiempo, en un archipiélago quizás infinito. Pudo haber habido muchas grandes explosiones, no solo una. Cada constituyente de este “multiverso” podría haberse enfriado de manera diferente, y quizá terminar siendo regido por leyes distintas. De la misma manera que la Tierra es un planeta muy especial entre tropecientos millones de otros, así (en una escala mucho más grandiosa) nuestro Big Bang podría haber sido muy especial. En esta perspectiva cósmica enormemente expandida, las leyes de Einstein y del cuanto podrían ser meros reglamentos provincianos que rigieran nuestro pedazo cósmico. Así, no solo el espacio y el tiempo podrían ser intrincadamente “granulados” a una escala submicroscópica, sino que también, en el otro extremo (a escalas mucho mayores de las que los astrónomos pueden examinar), podrían tener una estructura tan intrincada como la fauna de un ecosistema rico. Nuestro concepto actual de la realidad física podría ser tan restringido, en relación con el todo, como la perspectiva de la Tierra de la que dispone un organismo del plancton, cuyo “universo” es una cucharada de agua.
¿Podría ser verdad esto? Un reto para la física del siglo XXI es dar respuesta a dos preguntas. Primera: ¿existen muchas “grandes explosiones” en lugar de solo una? Segunda (y esta es todavía más interesante): si hay muchas, ¿están todas regidas por la misma física?
Martin Rees, ¿Y si vivimos en un multiverso?, El País 30/04/2019
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