Percepció i realitat.
¿Y si le dijera que el mundo que
le rodea, con sus ricos colores, texturas, sonidos y aromas, es una ilusión, un
espectáculo que su cerebro representa para usted? Si pudiera percibir la
realidad tal cual es, se quedaría estupefacto por su silencio incoloro,
inodoro, insípido. Fuera de su cerebro sólo hay energía y materia. A lo largo
de millones de años de evolución, el cerebro humano ha adquirido una gran
destreza a la hora de convertir esa energía y esa materia en la rica
experiencia sensorial de estar en el mundo. (49)
Nuestra percepción de la realidad
tiene menos que ver con lo que ocurre ahí fuera y más con lo que ocurre dentro
de nuestro cerebro. (53)
Da la impresión de que tenemos
acceso directo al mundo a través de los sentidos. Podemos extender el brazo y
tocar el material del mundo físico, como este libro o la butaca donde está
usted sentado. Pero este sentido del tacto no es una experiencia directa.
Aunque da la impresión de que el tacto le llega a través de los dedos, de hecho
tiene lugar en el centro de control del cerebro. Lo mismo sucede con el resto
de experiencias sensoriales. La visión no se da en los ojos; no oye con el
oído; el olfato no es cosa de la nariz. Todas sus experiencias sensoriales
tienen lugar en tormentas de actividad que se desatan dentro del material
computacional de su cerebro. (53)
Esta es la clave: el cerebro no
tiene acceso al mundo exterior. Está herméticamente cerrado dentro de la cámara
oscura y silenciosa de su cráneo, y nunca experimenta directamente el mundo
exterior, ni nunca lo hará.
En cambio, sólo hay una manera de
que la información exterior llegue al cerebro. Sus órganos sensoriales -los
ojos, los oídos, la nariz, la boca y la piel- actúan de intérpretes. Detectan u
variopinto surtido de fuentes de información (que incluye fotones, ondas de compresión
de aire, concentraciones moleculares, presión, textura, temperatura) y las
convierten en la moneda única del cerebro: las señales electroquímicas.
Estas señales electroquímicas
cruzan a toda velocidad densas redes de neuronas, las principales células de
señales del cerebro. Hay cientos de miles de millones de neuronas en el cerebro
humano, y cada neurona envía decenas o centenares de pulsos eléctricos a miles
de otras neuronas durante cada segundo de su vida.
Lo que usted experimenta -todas
las visiones, sonidos y colores- nunca es una experiencia directa, sino una
interpretación electroquímica en un cine a oscuras. (53-54)
… el sistema visual no es como
una cámara. Ver no es simplemente quitar la tapa de la lente. Para ver, hace
falta algo más que unos ojos que funcionen. (58)
David Eagleman, El cerebro.
Nuestra historia, Anagrama, Barcelona 2017
Comentaris