Les emocions com arguments.



Las emociones pueden funcionar como explicaciones, al menos del comportamiento ajeno. Sin ir más lejos, muchos arruinan su vida por amor. Incluso apelamos a las emociones en primera persona, para explicar nuestras acciones, como sucede cuando un criminal afirma: “Por celos maté a mi mujer”. Sostiene que se cegó, que la emoción le venció. Se explica a sí mismo, como si lo que le sucede fuera ajeno a su voluntad. Eso sí, aunque con esa explicación busca disculparse o justificarse, no la invoca como principio, como sí hace aquel otro que dice: “la maté porque era mía”. En este caso, o en el del niño que no da otra razón para coger una cosa que su simple deseo (“es que lo quiero”), hay algo más: los sentimientos operan como fuente de legitimidad.

Félix Ovejero, Emociones y razones, El País 30/05/2014











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