264: Manuel Cruz, Echarle un pulso a la naturaleza










El ser humano es, indisociablemente, naturaleza y sociedad (o cultura, o historia, como prefieran decirlo), sin que ninguna de ambas dimensiones pueda ser soslayada. Lo que hay en nosotros de naturaleza está íntimamente ligado a la sociedad que hemos construido. El planeta en el que vivimos (esa vivienda en la que habitamos) se encuentra en la situación en la que se encuentra como resultado de la acción humana, y la fantasía de cambiar de vivienda no exime de responsabilidad al inquilino a la fuga. Análogamente, la fantasía de ser inmortales tiene algo de insultante y cruel para grandes sectores de población que ven recortada su expectativa de vida en cuanto las políticas austericidas de algunos gobiernos se concretan en recorte del gasto sanitario. Lo propio podría decirse sobre todos aquellos que viven en países sin sanidad pública universal, lo que les convierte en particularmente vulnerables ante contingencias como las que estamos viviendo en los últimos años, con pandemias de diverso signo.

Pero es que, sin llegar a estos extremos, una cosa resulta evidente. ¿Quién se puede creer que en un mundo como el que vivimos, en el que el Estado del Bienestar solo existe propiamente en Europa, e incluso aquí se ve amenazado de manera severa por la voracidad de sectores empresariales que querrían ver privatizado un sector muy rentable como es el de la salud, la expectativa de una inmortalidad universal y gratuita tiene visos de ser mínimamente viable? Alguien podría pensar que, en el fondo, se trata de una fantasía de consolación, de la versión secularizada de la inmortalidad del alma que, por otras vías (la de la fe y no la de la ciencia), han ofrecido desde hace siglos algunos credos religiosos. No le faltaría razón. De la misma manera que, siguiendo con el paralelismo, lo que para unos –los más­­– es fantasía de consolación para otros ­–y se me disculpará la concesión al viejo lenguaje– es una fantasía de clase. De idéntico tipo que la de trasladarse a vivir a otro planeta cuando las condiciones de vida en el nuestro se vuelvan insoportables.

https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20200523/481309543518/pandemia-ecologia-inmortalidad-naturaleza.html?fbclid=IwAR2usVSWi_0In-ix1lognNiAiW1AaaHzBgUkySgSAq-kvW3Ghx3YLm2Tgfc

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