201: Antonio Campillo, “La pandemia pasará e iremos a veranear, pero el cambio climático irá a más”







(Esta pandemia) Es un espejo, un amplificador y un revelador de las dos grandes contracciones de la sociedad global: la globalización amurallada y los límites del crecimiento ilimitado. El crecimiento vertiginoso de la economía ha comenzado a chocar frontalmente con los límites biofísicos del planeta. Se están agotando los recursos naturales y la biodiversidad de plantas y animales. Es la sexta extinción, esta vez causada por los seres humanos.
La agroindustria, que ha reducido de manera drástica el hábitat de la vida salvaje, hace que las enfermedades víricas estén proliferando en los últimos años. En esta ocasión, salta a escala mundial y es aquí donde se enfatiza la paradoja de la globalización amurallada; esto es, no hemos creado mecanismos ni estructuras adecuadas para hacer frente a una pandemia. Cada país está actuando por su cuenta. Incluso, constatamos la incapacidad europea para articular una respuesta solidaria. La Unión Europea no puede seguir repitiendo los errores del pasado.
Este virus es muy democrático. No distingue fronteras, razas, edad, religión ni sexo. Eso que dijo Trump de que el coronavirus es chino o que los países del norte de Europa insistan en que es más una cuestión de España e Italia... este intento de nacionalizar el virus es ridículo.
La novedad del covid-19 es que ha forzado a los gobiernos a activar todos los mecanismos de la biopolítica que desarrollaron los Estados de bienestar desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y hasta a crear unos nuevos no solo a escala estatal sino también global.
Es evidente que hay que reorientar la política para reforzar la sanidad pública y la producción nacional, al mismo tiempo que dotar a la Organización Mundial de la Salud de más autoridad y recursos.
La primera pandemia global de la historia no ha ocurrido por azar. Nuestro sistema es una bomba de relojería. El cambio climático y las enfermedades víricas son dos síntomas que nos alertan de que la Tierra está reaccionando contra nuestras pretensiones de expoliarla y contaminarla ilimitadamente. Hemos esquilmado y degradado este hermoso planeta con una voracidad insaciable y devastadora.
Vivimos en un estado de negacionismo. No queremos verlo. La población se desentiende pensando que ya buscarán soluciones los científicos y los gobiernos. Es la irresponsabilización del problema, porque no queremos cuestionar nuestra forma de vida.
Una paradoja muy curiosa es que a pesar del encierro estamos más comunicados y conectados que nunca. La pandemia ha despertado la importancia de la solidaridad y la ayuda mutua. Es más, las medidas del Gobierno no hubieran sido posibles sin que la población las asumiera por el bien de la comunidad y de cuidar del otro.
Esta crisis ha revelado que preservar lo individual pasa por salvaguardar lo colectivo. Nos empuja a tomar conciencia de que vamos en el mismo barco, y por tanto establecer objetivos comunes y remar en la misma dirección.
Esta crisis ha revelado que preservar lo individual pasa por salvaguardar lo colectivo. Nos empuja a tomar conciencia de que vamos en el mismo barco, y por tanto establecer objetivos comunes y remar en la misma dirección.

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Percepció i selecció natural 2.

Gonçal, un cafè sisplau

"¡¡¡Tilonorrinco!!! ¡¡¡Espiditrompa!!!"