230: Víctor Gómez Pin: “Confinamos a nuestros mayores en geriátricos: arcenes del alma”











Sin riesgo no hay vida. Querer vivir sin riesgo es morir con seguridad: morir en vida. Es la paradoja de estos días... Y ya semanas.

Por nuestro propio interés, dicen, tenemos que perdernos la vida. Para reducir el riesgo del virus a cero, debemos abrazar, más allá de lo razonable que sí era necesario, esta negación de la vida que es el confinamiento.

Los ganadores ya son esos señores del aire, como los llama Javier Echevarría, que están reduciendo nuestras vidas a la contemplación sucesiva de pantallas.

Hemos recuperado, sobre todo, la humildad ante la naturaleza; porque la naturaleza se deja conocer, pero no se deja violar.

Horacio decía que “por mucho que se expulse a la naturaleza con la horca, (la herramienta para expurgar malas hierbas), siempre retorna”.

Voltaire decía que la naturaleza no es buena ni mala: es poderosa. Yo creo que deberíamos seguir los pasos de la naturaleza igual que Chillida sigue los de la piedra sin demolerla.

No hay que vencerla, sino mantener el equilibrio con ella.

Ahora mismo hemos de tender a recuperar la celebración –cumpliendo todos los requisitos, sanitarios por supuesto–; pero hemos de salir de nuestras cuevas cuanto antes todos y recuperar la vida. Porque la vida es riesgo.

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20200508/481017002857/confinamos-a-nuestros-mayores-en-geriatricos-arcenes-del-alma.html?fbclid=IwAR3Xcrtl3363HzBIXFn14H3XfKZWLXuO7Uo7yQxfj1EuSNj7_TaouxYTxqQ

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