L'actualitat de Herbert Marcuse.







El momento de mayor popularidad para Herbert Marcuse llegó en los años sesenta, con la publicación de El hombre unidimensional. En el libro, Marcuse parte de una evidencia: vivimos bastante bien. No todos y no siempre, claro, pero una gran parte de la población disfruta de la comodidad suficiente como para no pensar en revoluciones. Además, estamos demasiado ocupados intentando satisfacer las necesidades que ha creado el progreso tecnológico y a través de las cuales nos acabamos identificando con el sistema. Podemos reconocer este proceso hoy en día: todos vemos las mismas películas o series, nos conectamos a las mismas redes sociales, leemos las mismas noticias y, en definitiva, nos venden y compramos los mismos valores culturales, incluso aunque sea a través de centenares de plataformas.

El resultado es que el sistema puede absorber cualquier crítica, sin que haga falta ninguna represión autoritaria. Como explica por correo electrónico María Carmen López Sáenz, catedrática de Filosofía de la UNED y autora de Marcuse (Ediciones del Orto), la sociedad “es capaz de integrar todo antagonismo y de convertir a sus miembros en seres de una sola dimensión”. Creemos ser libres, pero no lo somos, porque no hay posibilidad real de cambio. Ni siquiera conocemos nuestras necesidades: las confundimos con las que nos vienen impuestas, como el penúltimo modelo de móvil o esa serie de la que habla todo el mundo.

¿Y qué podemos hacer para cambiar las cosas? Marcuse apunta que la sociedad capitalista tiene brechas y contradicciones a partir de las que se pueden crear espacios de reflexión y fraguar alternativas, como explica López Sáenz. Marcuse buscaba en el arte, en la política o en la filosofía estos rincones de conciencia crítica que no habían quedado sepultados por un capitalismo que consideraba opresor y represor.

Pero otra pregunta es por qué querríamos liberarnos. ¿No estamos bien así, viendo series y esperando paquetes de Amazon? Como escribe López Sáenz en el capítulo dedicado a Marcuse de Totalitarismos: la resistencia filosófica (Tecnos),nuestras sociedades no son tan bonitas como parecen en los vídeos de Instagram: las contradicciones del sistema se manifiestan “en las guerras innecesarias, en la creciente productividad unida a la creciente destructividad de la naturaleza y en la preservación de la miseria junto al despilfarro sin precedentes”. Marcuse cree que es posible una sociedad más justa, más creativa y más pacífica.

Sin embargo, también es pesimista. De una sociedad como la nuestra es imposible escapar, precisamente porque lo ocupa todo. En su libro apenas encuentra algo de esperanza en los “proscritos y los extraños, los explotados y perseguidos de otras razas y de otros colores, los parados y los que no pueden ser empleados”. Como están fuera del sistema, son los únicos que pueden encontrar esos espacios de resistencia en los que liberar su imaginación.

Pero a lo mejor ni eso: Marcuse cree que el sistema es capaz de ofrecer “ajustes y concesiones”, además de contar con el ejército y la policía para frenar a los disidentes en caso necesario. Y podríamos añadir que muchos de quienes están fuera de esta sociedad de consumo quieren acceder a ella, no cambiarla. No buscan cortar la cabeza de los reyes o acabar con la burguesía: quieren ser un noble o un propietario más.

Se podría decir que eso es lo que pasó con el movimiento estudiantil de finales de los años sesenta, que él apoyó. Las protestas vinieron de grupos al margen: el pacifismo, la segunda ola del feminismo, el antirracismo… Como explican Abromeit y López

Sáenz, Marcuse mostró a los pensadores y activistas jóvenes cómo todos estos problemas no eran independientes, sino que tenían la misma raíz: el sistema capitalista y sus técnicas de control de la disidencia.

Pero, como auguraba Marcuse, estos movimientos fueron reprimidos y muchos de sus protagonistas acabaron formando parte del establishment, aunque fuera de un modo crítico… Y aunque muchas de sus ideas hayan contribuido a avances notables (que quizás el filósofo vería solo como concesiones).

Jaime Rubio Hancock, 'El hombre unidimensional' cumple 60 años ... El País 05/08/2024

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