El dèficit de la IA
El hedge fund, Elliott Management, dirigido por Paul Singer aseguró en una carta a los inversores, de la que se hizo eco Financial Times, que Nvidia forma parte de una burbuja y que la tecnología de inteligencia artificial que impulsa el precio de las acciones del gigante de la fabricación de chips "está sobrevalorada".
Sus críticas parecían dirigirse a Nvidia, la firma fabricante de chips que llegó a ser la joya de la corona de la bolsa neoyorquina, pero estaban destinadas en realidad a la IA: muchos de sus supuestos usos "nunca serán rentables, nunca funcionarán bien, consumirán demasiada energía o resultarán poco confiables". La IA "no había logrado ofrecer el enorme aumento prometido en la productividad prometido" y "tiene pocas aplicaciones reales, aparte de resumir notas de reuniones, generar informes y ayudar con la codificación informática".
Las expectativas alrededor de la inteligencia artificial no prometían tanto la invención de un producto o un servicio, como la posibilidad de volver más eficientes los procesos de manera que se pudiera hacer más con menos. Una realización automática de las tareas, o una disminución en su tiempo de realización, conduciría a la reducción de mano de obra. Esta, además, al insertarse en procesos automatizados, precisaría de menor cualificación, y, por tanto, de un salario menor (salvo para posiciones muy concretas), lo que elevaría la rentabilidad. Esa productividad no ha llegado, afirma Elliott, y es cierto.
Incluso en los elementos más optimizados de la IA, continúa haciendo falta un humano detrás, tanto a la hora de afinar los procesos como de corregir clamorosos errores(los expertos los denominan pretenciosamente "alucinaciones").
En esta disfunción reside un problema significativo, ya que se están implementando sistemas conducidos por inteligencia artificial al mismo tiempo que se reduce la mano de obra necesaria, cuando los procesos no están lo suficientemente afinados como para poder prescindir de los trabajadores (y es probable que nunca lo estén). Esa tendencia ha dado lugar a muchas equivocaciones en más empresas de las que se quiere reconocer. Los errores cometidos por Nike son un buen ejemplo de esta manera de gestionar que causa muchos más problemas de los que resuelve.
La inteligencia artificial, tal y como está siendo utilizada, es especialmente útil para entornos cerrados con reglas fijas. Si el mundo fuera un tablero de ajedrez, la inteligencia artificial cumpliría a la perfección las promesas formuladas. Pero la vida, en su más amplia expresión, tiene poco que ver con eso, lo que revela un profundo déficit de partida: la IA se basa en una solución, la de un mundo reducible a patrones, que no existe.
La IA actual está dominada por esta versión, cuya apuesta es la utilización de múltiples servidores y fuerza bruta. La convicción, y en eso se basaba el precio de la acción de Nvidia, es que se iba a mantener el crecimiento gracias a la transformación dirigida por datos. Se procesa una cantidad enorme de ellos con la pretensión de descubrir patrones, y después se cruzan los dedos para que esos patrones funcionen como si fueran una estructura real.
Elliott ha abierto la caja de los truenos. Lo más probable es que la efervescencia de la firma y del sector continúe durante un tiempo, acompañada de turbulencias. Pero, más allá del difícil pronóstico del recorrido bursátil, la carta del hedge fund refleja cómo cada vez más el mundo del capital está posicionándose contra las expectativas de las tecnológicas. Las oportunidades de ganar mucho o muchísimo con la burbuja de la IA aumentan.
Esteban Hernández, Elliott sentencia a la Inteligencia Artificial ..., el confidencial.com 04/08/2024
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