Materialisme Eliminatiu (ME)
Según Paul Churchland (A
Neurocomputacionalo Perspective: The Nature of Mind and the Structure of
Science, 1989): “nuestra propia certidumbre introspectiva de que nuestra
mente es el asiento de las creencias y deseos (o de las “intenciones”) puede
ser tan errada como lo era la certidumbre visual del hombre clásico según la
cual el cielo tachonado de estrellas era una esfera que giraba diariamente.”
Churchland propone reemplazar por completo la imagen manifiesta mediante
una mejora neurocomputacional de la imagen científica que permitirá llevar a
cabo de forma efectiva su anexión, obligándonos así a revisar nuestra
autocomprensión como agentes racionales autónomos, esto es, como “personas”.
(39)
Con su Materialismo Eliminativo (ME), Churchland propones ni más ni menos
que una revolución cultural en toda regla: la reconstrucción de nuestra
autoimagen manifiesta a la luz de los nuevos discursos científicos. Lo que está
en juego en el caso de ME no es otra
cosa que el futuro de la forma en que los seres humanos se entienden a sí
mismos. (41)
Churchland (1989): La tesis según la
cual la concepción que nos proporciona el sentido común sobre los fenómenos
psicológicos constituye una teoría radicalmente falsa, una teoría tan
fundamentalmente defectuosa, que tanto los principios como la ontología de la
misma acabarán por ser, no ya arrinconados, sino totalmente desplazados por una
neurociencia consumada. Es posible que entonces nuestro entendimiento mutuo, e
incluso nuestra introspección, pueden reconstruirse dentro del marco conceptual
de esa neurociencia consumada, una teoría de la que cabe esperar que sea mucho
más poderosa que la psicología del sentido común, a la que desplazará, y que
esté más sustancialmente integrada con las ciencias físicas en general. (40)
Churchland, en Folk Pschology
(1998), afirma: la “psicología popular
(PP) denota un marco conceptual precientífico, basado en el sentido común, al
que todos los seres humanos socializados con normalidad recurren para
comprender, predecir, explicar y manipular la conducta de los seres humanos y
los animales superiores. Dicho marco incluye conceptos tales como, creencia,
deseo, dolor, placer, amor, odio, gozo, miedo, desconfianza, memoria,
reconocimiento, cólera, compasión, considerado en su conjunto, configura
nuestra concepción de lo que es una persona. (43)
En contraposición con el enfoque “de arriba hacia abajo” del estudio de la
cognición (del que es paradigmática la conducta lingüística), Churchland aboga
por un enfoque “de abajo hacia arriba” que aspira a ascender desde los modelos
neurobiológicamente realistas de los comportamientos sensoriomotrices más
rudimentarios a las variantes más sofisticadas que representan las actividades
cognitivas mediadas lingüísticamente. (…)
En consonancia, Churchland propone reemplazar la PP y su concepción de la
cognición como un medio intrínsecamente lingüístico, estructurado a través de
una “danza oracional” de actitudes proposicionales, por un nuevo modelo que
tenga uso de los recursos de la neurociencia conexionista. Según este nuevo
paradigma, la cinemática interna de los procesos cognitivos halla expresión en
patrones de actuación que cruzan las poblaciones de neuronas, en contraposición
a las estructuras articuladas oracionalmente, mientras que sus dinámicas
residen en transformaciones de vector a vector accionadas por configuraciones
aprendidas de conexiones sinápticas, en contraste con las inferencias
deductivas gobernadas por relaciones de implicación lógica de una oración a
otra. (…) Lo crucial, según este paradigma, es que una “teoría” ya no se
entiende como un sistema lingüístico-formal de proposiciones conectadas entre
sí por relaciones de implicación lógica, sino que se trata más bien de una
determinada partición del espacio vectorial en una multiplicidad de divisiones
y subdivisiones prototípicas en relación con unos inputs reiterados típicamente. (44-45)
Ray Brassier, Nihil
desencadenado, Ilustración y extinción, Materia Oscura 2017
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