Raó instrumental i horror.
Los filósofos de la Escuela de Frankfurt Max Horkheimer y Theodor Adorno reflexionaron en su Dialéctica de la Ilustración sobre cómo había sido posible, en la Europa de la ciencia y la filosofía, una Segunda Guerra Mundial. La primera edición salió en 1944 cuando aún no se conocían las atrocidades cometidas en los campos de concentración ni el uso de cámaras de gas para el asesinato masivo y meticuloso de seres humanos. Encontraron la causa profunda de ese delirio fratricida en lo que llamaron “la razón instrumental”. Para ellos el imperio occidental convirtió la razón, aquella heredera del proyecto cartesiano, en instrumento de dominio, dominio de la naturaleza y de las personas. Si la tecnociencia se pone al servicio del poder y la ambición, ese conocimiento cientificista engendra el horror, como lo fue el Holocausto.
En Dialéctica de la Ilustración, coescrito en su exilio en Estados Unidos, analizan las estructuras sociales y políticas de la modernidad, su decadencia, y señalan los peligros de la cultura de masas, advirtiendo ya en ese momento (sin la aparición en escena todavía de la televisión) de lo que iban a significar las industrias culturales como normalizadoras de narrativas autoritarias. Los medios de comunicación de masas no informan, sino que actúan como medios de control ideológico y de homogeneización. Para ellos el cine de Hollywood se presenta como una máquina de entretenimiento estandarizado que distrae a los espectadores mientras los desactiva políticamente.
Siguiendo la reflexión de estos autores, ¿se puede salvaguardar la razón? ¿Nos ofrecen Adorno y Horkheimer alguna clave para superar esa dialéctica de la Ilustración? Sí, veamos: para salvar el proyecto de la Ilustración, la razón, la ciencia, deben cuidarse de estar enfocadas hacia la emancipación. Sin embargo, la emancipación no se logra sin una continua capacidad crítica, que es la que permite la autonomía humana necesaria para resistir las estructuras de dominación. La historia, la memoria histórica, la crítica y la autocrítica, junto con la ética, son herramientas para crear resistencias a la formación de sistemas opresores.
Adorno y Horkheimer revelaron las estrategias de dominación del capitalismo de inicios de posguerra, advirtiendo de los inquietantes rasgos autoritarios que mostraban las democracias capitalistas.
Tras Dialéctica de la Ilustración, Horkheimer y Adorno siguieron desarrollando por separado su crítica a la razón instrumental. Es conocida la Teoría estética de Adorno (publicada póstumamente en 1970), de la que recupero aquí su propuesta de hacer un arte subversivo, un arte que vaya por libre y resista las dinámicas de dominación. En ese sentido el arte experimental posibilita un espacio para la subjetividad, la reflexión auténtica y la libertad. El arte auténtico, la experiencia estética, la belleza, lo sublime, son espacios donde Adorno nos invita a esa experiencia de trascendencia.
El pensamiento de Max Horkheimer evolucionó de un inicial postmarxismo más ortodoxo hacia cierto conservadurismo no dogmático ocupándose entre otros temas del estudio de la dimensión religiosa del ser humano. En su búsqueda de un antídoto contra la razón instrumental, Horkheimer consideró que el olvido de valores éticos y trascendentes que ofrecía la religión dejó a Europa vulnerable al totalitarismo. Aunque critica las instituciones religiosas por su incapacidad de adaptarse al mundo moderno, reconoce que la religión, en su sentido más auténtico como depósito de valores, posee la capacidad para plantear una alternativa simbólica a la decadencia moral de Europa.¿En qué medida podemos observar hoy aspectos del totalitarismo en las democracias occidentales?
Muchos estamos de acuerdo en que nunca ha resultado tan evidente como ahora el hecho de que habitamos democracias digitalizadas, tecnocráticas y de vigilancia, democracias enfermas cuyas élites transnacionales para perpetuar su poder utilizan el control biopolítico (Giorgio Agamben) y psico-político (Byung-Chul Han).
Mucha gente no sabe que con esta nueva oleada de censura en Europa no se pretende proteger la verdad, ni por supuesto proteger a los niños, sino tener el control de la información y reprimir cualquier crítica que ponga el riesgo el sistema. Pero a pesar de todo lo descrito, esta embestida liberticida no prosperará y se presenta como el acto final desesperado de un mundo que se desmorona.
Xisela Franco, Bienvenido 2025. El Ángel de la Historia y la razón instrumental, Browstone España 18/02/2025
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