monoteisme secularitzat


La secularización no quiere decir la eliminación del núcleo teológico, sino su transvaloración dentro de otro lenguaje. Como Carl Schmitt ha explicado con acierto, todos los conceptos políticos actuales tienen un origen teológico, pues derivan del concepto de soberanía. Y diría más todavía: el problema actual –el que apresuradamente ha recibido el nombre de «conflicto de civilizaciones»– es precisamente el resultado de la secularización, es decir de la politización, de la idea de monoteísmo. En su origen hay un paralelismo entre un único Dios y un único soberano. Mientras los monoteísmos religiosos a veces conservan tesoros de espiritualidad (si bien de diferente manera), los monoteísmos políticos conducen necesariamente al enfrentamiento, pues creen que pueden, e incluso deben, imponer su propia verdad: en el caso del fundamentalismo islámico, la verdad escrita en el Corán; en el caso del fundamentalismo secularizado occidental, la verdad del dinero y de la potencia tecnológica. De este modo, a una verdad llena responde una verdad vacía, pero ambas se consideran como la única verdad a la que todo el mundo debe someterse. El resultado de este estado de cosas no puede ser otro que la guerra.

Roberto Esposito, Una biopolítica afirmativa. Entrevista de Antonio Valdecantos, Minerva nº12, 2009

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