No és ideologia, la llei Wert respon a l'ordre natural de les coses.

Quien cree estar en una posición superior y se dirige a quienes considera situados en la base donde ellos descansan, entiende que cualquier indicación que les hagan es una forma de concesión, y un modo de liberarlos de su ignorancia y de los planteamientos que los han retenido en ese mundo de tinieblas y confusión.


Esas ideas superiores que ellos tienen se dirigen, por tanto, al bien de toda la sociedad, y vienen a reforzar los elementos que organizan la convivencia sobre lo que consideran el orden natural, es decir, sobre la estructura levantada alrededor de sus ideas y valores. La primera consecuencia de este diseño es la jerarquización, puesto que el resultado es que hay personas, ideas, cosas… que valen más que otras y ocupan una posición superior, y la derivada inmediata de esta estructuración es la desigualdad.Las ideologías conservadoras se basan en estos valores que definen y concretan todo un sistema práctico de relaciones y creencias sobre los elementos e instituciones que consideran superiores (el hombre sobre la mujer, la familia tradicional sobre otros modelos de familia, el status sobre su ausencia, las creencias sobre el agnosticismo, la religión sobre lo laico, una determinada religión sobre el resto…), todo ello con variaciones dependiendo de la cultura y la sociedad concreta, pero girando sobre esa estructura jerarquizada de poder y desigualdad. 

Todo lo que se haga desde esa posición forma parte de la continuidad del sistema de valores y actúa como garantía del orden, y por lo tanto no sólo estará bien, sino que además es necesario. 

Es la representación de la desigualdad, que básicamente se manifiesta como una consideración de superioridad de lo propio respecto a lo demás y, con la consecuente exigencia de una serie de privilegios que entienden propios a su posición. No hablan de ideología, porque sus ideas y posiciones se corresponden con el todo, con ese orden natural que ellos han levantado y que toman como referencia para el conjunto de la sociedad. 

Esta es la razón de por qué cualquier política, iniciativa, idea, movimiento, propuesta… que no se ajuste a su modelo, más aún si lo que hace es cuestionarlo o modificarlo, esconsiderada como un ataque nacido de una ideología, y como una actuación que pretende el adoctrinamiento de la sociedad. 

Durante los casi ocho años del gobierno socialista hemos oído infinidad de veces que las políticas y propuestas que se ponían en marcha eran consecuencia de la ideología socialista, otras veces complementada con referencias a la ideología de género, y que buscaba el adoctrinamiento de la sociedad (ley contra la violencia de género, matrimonio de parejas del mismo sexo, ley de igualdad efectiva, asignatura de Educación para la Ciudadanía, paridad en las listas y en determinados organismos…), y con ello se criticaba de forma rotunda la iniciativa en cuestión: nos quieren imponer su ideología y su modelo a través del adoctrinamiento. 

Para las posiciones más conservadoras el avance de la igualdad es “ingeniería social”, sin embargo la construcción de la desigualdad ha sido “orden natural”; plantear una asignatura que promueve la igualdad es adoctrinamiento, mientras que mantener y transmitir las ideas tradicionales de la desigualdad es educación; el feminismo, que busca la igualdad de hombres y mujeres, es como el machismo que la ha negado y ha recurrido a la violencia y, en consecuencia, mejorar las oportunidades de las mujeres es atacar a los hombres. 

El planteamiento conservador es aún más ideología en la forma y más adoctrinamiento en el contenido, pues no sólo buscan imponer su modelo a partir de unas ideas que consideran de más valor, sino que lo hacen pensando que son las únicas. Por ello en lugar de desarrollar medidas y políticas que busquen el bien común y la convivencia de todas las diferencias que existen en la sociedad, pues lo quieran o no la sociedad es plural y diversa, y lo va a ser siempre, adoptan medidas parahomogeneizar no las acciones, sino las ideas. Evidentemente tomando como referencia las suyas. 

Cuando se suprime una asignatura como Educación para la Ciudadanía, cuando se modifica la ley del aborto, cuando se utiliza el Código Penal para limitar el ejercicio de la crítica ciudadana identificando a los manifestantes pacíficos con la violencia de unos pocos… se está adoctrinando sobre su ideología, que será todo lo respetable que se quiera, pero no de obligado cumplimiento. Las diferencias respecto a las alternativas son claras: si tu desarrollas una ley para que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio, o para que las mujeres que lo decidan puedan abortar, tú no estás obligando a que lo hagan, y por tanto queda todo el espacio social e individual para valorar dichas conductas desde el punto de vista del significado que se le quiera dar, y para decidir con responsabilidad. Pero cuando tú prohíbes el matrimonio entre personas del mismo sexo y que una mujer decida abortar, sí estás obligando a que no lo hagan a partir de unas ideas y un planteamiento que no dejan espacio a la reflexión individual ni a la maduración como sociedad. 

La educación es el instrumento para controlar el presente y para garantizar el futuro, por eso se busca su control a “cualquier precio” sin importarle la “Wertiente” tan peligrosa que ha tomado. “Españolizar a los catalanes” ha sido la última y gran aportación de esta ideología conservadora y adoctrinadora, aunque curiosamente a penas se habla de “adoctrinamiento ni de ideología”, sólo de presupuestos, competencias, número de horas... y crisis. Siempre de crisis, y mientras la sociedad en estado crítico.

Miguel Lorente Acosta, Adoctrinamiento, Autopsia, 09/12/2012

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