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Parmènides |
Por otro lado, no he despreciado los restos que nos han quedado del poema de Parménides. Pese a que en uno de ellos parece que la diosa invita a Parménides a que no admita jamás que puede decirse con verdad que «no es», que sólo puede decirse «es». Ella pretende que como verdad no valga más que esta: «lo que es, es lo que es» o, para más claridad, «lo que es lo que es, es lo que es lo que es». Esto implica un ascenso de la cópula «es», que en la lengua corriente no se puede usar por las buenas. Corrientemente, el «es» supone simplemente un enlace entre algo que se dice y lo que de ese algo se dice. Aquí se le hace ascender en un sentido, no del ser de los gnósticos como después se ha interpretado, sino de que la única verdad es aquella que dice de sí misma que es verdad. La consecuencia de esto es que nada de lo que se da en la realidad, es decir, en el lenguaje corriente, puede ser verdad. Es decir, que en la realidad las cosas nacen, mueren, son o no son esto o lo otro, se mueven de un sitio a otro, cambian de color, pero todo esto no puede ser verdad porque la única verdad, «lo que es lo que es, es lo que es lo que es», está fuera de la realidad.
Agustín García Calvo,
Razón común, entrevista de Isidro López, Minerva 15, Círculo de Bellas Artes de Madrid, 2010
http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=443&pag=1#leer
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