La cultura de la interpretació i la necessitat de les humanitats.

¿Cómo se traduce políticamente la cultura de la interpretación? ¿En qué sentido puede afirmarse, como lo hace Martha Nussbaum, que la democracia necesita de las humanidades? Podemos entender esa aportación precisamente a partir del valor político de la interpretación. Nuestro destino colectivo está íntimamente ligado a la capacidad de interpretar nuestros hábitos cotidianos y nuestras necesidades, depende más del acierto a la hora de interpretar qué es una vida propiamente humana que de manejar los datos observables.

Si concebimos nuestras sociedades democráticas como sociedades que se interpretan a sí mismas, entonces tenemos mayores posibilidades de escapar del paradigma dominante que entiende la sociedad del conocimiento como el encuentro vertical entre los expertos y las masas. Puede entenderse la democracia como aquel sistema político que parte del presupuesto de que todos somos intérpretes. La sociedad es la puesta en común, frágil y conflictiva, de nuestras interpretaciones, algo más democratizador que la sumisión a unos datos supuestamente objetivos.

Contra el automatismo de los lectores, la idea de una sociedad de los intérpretes es más discontinua, compleja y conflictiva. A una sociedad así entendida no le corresponde una política entendida a partir del modelo de la mera gestión. Una política de la interpretación supone siempre abandonar los lugares comunes, reconsiderar nuestras prioridades, describir las cosas de otra manera, formular otras preguntas... Frente a esta indeterminación democrática, todos los sedicentes realistas han apelado siempre a los datos para impedir la exploración de las posibilidades. Pero sabemos que esto no es sino una forma sutil de poder que consiste en insistir en los datos sin cuestionar las prácticas hegemónicas a partir de las cuales se obtienen precisamente esos datos y no otros. Esa dimensión crítica de la interpretación la hemos aprendido en el cultivo de eso que llamamos humanidades, que son, por cierto, la mejor educación para la ciudadanía.

Daniel Innerarity, La sociedad de los intérpretes, El País, 16/11/2020
http://www.elpais.com/articulo/opinion/sociedad/interpretes/elpepiopi/20101116elpepiopi_4/Tes?print=1

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