Dualisme i transhumanisme.


Pero el argumento central de la tesis dualista es el que sigue: la mente es un ente ajeno al -e inconexo del- cuerpo, convertido este en mera carrocería que aloja a aquella, de hecho un residuo, algo despreciable para el propósito del gen, según la hipótesis de Dawkins en El gen egoísta; la mente es un mero procesador de la información. La vida es entendida como un algoritmo binario que encripta y desencripta la información para su propia replicación. En realidad, seríamos equivalentes a robots, a androides. De ahí la fe irrefutable de un sector de la comunidad científica en el campo de la IA. Y la de otro que cree que en un futuro a medio plazo, los humanos no necesitaremos cuerpo para vivir  (enlace a “La Contra” de La Vanguardia de 7 de marzo de 2017: 
Así, el llamado transhumanismo y post-humanismo es una derivada directa del dualismo, y prevé que en un futuro no muy lejano y previsiblemente emancipador, los humanos serán cuando menos híbridos, parte humanos y parte cíborgs. La tecnología permitirá al hombre liberarse de la carga de corporeidad, dolor y de muerte. En definitiva, de la materia: blanda, pringosa, húmeda y palpitante. Se esconde un nuevo puritanismo en esta visión maniquea de la tecnología y del conocimiento, que catapultan a la inmortalidad una nueva versión del alma y que ven en el cuerpo un obstáculo, un residuo de nuestra dependencia genética, de la que también podremos liberarnos con el tiempo. 
Ana de la Calle, El dualismo cartesiano a la luz del presente, 

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Percepció i selecció natural 2.

Gonçal, un cafè sisplau

"¡¡¡Tilonorrinco!!! ¡¡¡Espiditrompa!!!"