A prop de la distància.



Decía Heidegger. "Pensar es entrar en la proximidad de la distancia". Darse cuenta de esta formidable facultad del pensamiento pone los pelos de punta puesto que no sería el hoy -si el pensamiento se impone- más actual que el ayer ni tampoco tan influyente y contagioso. El pasado llega como ocurre con los nacionalismos a la manera de una marea de plomo candente. Plomo recién hervido que anegando lo presente lo deja fundido bajo su peso. El pensamiento, de por sí pesa mucho y concede toneladas al sentimiento fanático o no. Otorga espesura al sentimiento, da realidad a lo fantasmal, trae a la mesa los banquetes, imaginarios o no, que el tiempo convirtió en cenizas. Porque el pensamiento es magra que engorda la carne y le confiere cuerpo entero a la memoria sin apenas apoyarse en la osamenta. Tan intenso y poderoso puede ser así el pensamiento que penetra el pretérito, lo horada, lo reforma y hasta lo cimenta en la nada. No había nada pero en su lugar una marea de lava es el mar donde bogamos aturdidos como inmortales.

Vicente Verdú, Pensar, El Boomeran(g), 31/07/2014

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