147: Yuval Noah Harari, En la batalla contra el coronavirus, la humanidad carece de líderes





Mucha gente culpa de la epidemia de coronavirus a la globalización y dice que la única forma de impedir que haya más brotes de este tipo es desglobalizar el mundo. Construir muros, restringir los viajes, disminuir el comercio. Sin embargo, aunque en estos momentos la cuarentena es fundamental para detener la epidemia, instaurar el aislacionismo a largo plazo provocará un derrumbe económico y no proporcionará ninguna protección genuina contra las enfermedades infecciosas. Todo lo contrario. El verdadero antídoto contra una epidemia no es la segregación, sino la cooperación.
Esa cooperación internacional se necesita también para que las medidas de cuarentena sean eficaces. Las cuarentenas y los aislamientos son esenciales para detener las epidemias. Pero, cuando los países desconfían unos de otros y cada uno piensa que está solo, los Gobiernos no se deciden a tomar unas medidas tan drásticas. Si descubriéramos 100 casos de coronavirus en nuestro país, ¿cerraríamos de inmediato ciudades y regiones enteras? En gran parte, depende de lo que esperemos de otros países. El cierre de las ciudades puede conducir a la crisis económica. Si pensamos que otros países nos van a ayudar, será más probable que tomemos una decisión tan radical. Pero, si creemos que los demás países van a abandonarnos, seguramente vacilaremos y cuando actuemos será demasiado tarde.
En el último siglo, la humanidad ha fortificado esa frontera como nunca lo había hecho. Los sistemas modernos de salud se han construido para amurallar esa frontera, y los enfermeros, médicos y científicos son los guardias que patrullan y repelen a los invasores. Sin embargo, la frontera tiene grandes trechos que, por desgracia, están al descubierto. En el mundo hay cientos de millones de personas que carecen de la sanidad más básica, y eso es un riesgo para todos. Estamos acostumbrados a hablar de los sistemas de salud desde el punto de vista nacional, pero proporcionar una sanidad mejor a los iraníes y los chinos también contribuye a proteger a los israelíes y los estadounidenses de una epidemia. Esto debería ser evidente para todos, pero lamentablemente es algo que se les escapa incluso a algunas de las personas más importantes del mundo.
La humanidad afronta hoy una grave crisis, no solo debido al coronavirus, sino también por la falta de confianza entre las personas. Para superar una epidemia, la gente necesita confiar en los expertos científicos, los ciudadanos necesitan confiar en las autoridades y los países necesitan confiar unos en otros. En los últimos años, unos políticos irresponsables han socavado deliberadamente la fe en la ciencia, las autoridades públicas y la cooperación internacional. Así que ahora nos enfrentamos a esta crisis sin ningún líder mundial capaz de inspirar, organizar y financiar una respuesta global coordinada.
En este momento de crisis, la batalla crucial está librándose dentro de la propia humanidad. Si la epidemia crea más desunión y desconfianza entre los seres humanos, el virus habrá obtenido su mayor victoria. Cuando los humanos se pelean, los virus se duplican. En cambio, si la epidemia produce una mayor cooperación mundial, esa será una victoria no solo contra el coronavirus, sino contra todos los patógenos futuros.

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