136: Fernando Savater: “No estábamos dispuestos a creer lo que veíamos”
Sobre todo, lo que me molesta es esa manía de sacar conclusiones moralizantes. Frases como «hemos vivido equivocados», «hemos de cambiar nuestra manera de existir»,«la culpa la tienen los abusos del egoísmo o la falta del respeto a la ecología». No, es una plaga y se acabó. Ha habido plagas desde que los seres humanos tienen memoria y habrá muchas más. Esta en concreto tiene una virulencia brutal, pero también tenemos mucho más medios para enfrentarnos a ella y contrarrestarla. Pero no entiendo eso de en seguida empezar a sacar conclusiones como en la Edad Media, de que es un castigo divino. No puede ser que ahora los castigos divinos se les llame castigos de la naturaleza. Me parece insoportable que los moralistas vayan repitiendo cosas como que ahora nos enteramos de lo importante que son los otros. Es como si hubiera habido que esperar 21 siglos y una plaga para darnos cuenta de que los otros son importantes.
Hobbes basó su doctrina del Estado absoluto en el miedo. Dijo que el primer sentimiento que hace que respetemos al Estado es el miedo, porque creemos que si no viviéramos amparados por esas instituciones del Estado nuestra vida sería más breve, brutal y estremecedora. El miedo es un argumento a favor de decir: «métase debajo de mi ala que yo lo protejo». Ahora se ha impuesto entre nosotros una metáfora de que esto es como la guerra. No, no estamos en guerra. Lo que pasa es que la apelación a la metáfora de la guerra justifica todos los maximalismos, justifica todos los atropellos a las libertades individuales, justifica que no se conceda ningún valor a la decisión personal, sino que todo venga impuesto desde arriba. Que el estado sea cada vez más intrusista en nuestra vida para protegernos sería muy peligroso.
Ser solidario es hacer aquello que beneficia al otro. Si en un momento determinado lo que beneficia al otro es que te apartes para no contaminarle y mantener esa distancia social, puedes ser solidario aunque físicamente te apartes del otro. La solidaridad no es echarte encima del otro; la solidaridad es una actitud hacia los otros, es hacer las cosas que los otros necesitan. Si apartarte de los otros es la mejor manera de combatir al virus, no está mal. La solidaridad no es algo externo o folclórico, sino entender lo que necesitan los otros y dárselo.
Aplicar la razón siempre en las relaciones humanas y no moverse únicamente por pensar que el sentimentalismo siempre va a ser bueno. Sin embargo, estamos viendo los políticos no son los que van a acabar con la pandemia. Quienes lo va a hacer van a ser los científicos y los investigadores que encuentren remedios contra ella. Y es precisamente eso lo que hay que apoyar: hay que exigir que los políticos no se dediquen a hacer grandes declamaciones, sino que doten a los sanitarios de material para que puedan cumplir con su misión, que verdaderamente hagan pruebas a la población para identificar quienes están contaminados y quienes no. En definitiva, esas son las cosas racionales que hay que hacer. Todo lo que sea agitar banderas o salir a los balcones a dar aplausos al universo es entretenido, pero sirve para poco.
… preguntémonos: si el Gobierno o cualquier otro Gobierno hubiera impuesto las medidas draconianas de aislamiento antes de que hubiera habido muchos casos, ¿se lo habría tolerado la gente? ¿De verdad no hubiese salido la gente a la calle diciendo que era un autoritarismo inaguantable, un abuso de poder? Las autoridades han actuado tarde y mal. Pero si hubiésemos actuado pronto y hubiesen impuesto las medidas más severas, ¿lo hubiéramos aceptado o lo hubiésemos considerado un abuso de autoridad?
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