Cal separar l'art de l'artista.
... desde que Marcel Proust escribió Contra Sainte Beuve, sabemos que "el hombre que hace versos y el que charla en un salón no son la misma persona". Sí, hay dos Woody Allen, y el hombre privado no es asunto nuestro. En todo caso es asunto de la justicia de su país, que ya le ha exonerado dos veces. Pero podemos, y debemos, separar el arte del artista.
Empleemos una gran palabra: vivimos u periodo de nuevo macartismo. No hay que tener miedo a decirlo. Naturalmente, nos asquean los cerdos que agreden a las chicas. Pero debemos tener cuidado de no resbalar hacia un sistema de delación digital y de envío inmediato al paro sin un juicio justo.
¿A partir de ahora un artista tiene que pedir permiso a la justicia antes de inventarse una historia? ¿La ficción ea libre o está determinada por la biografía de su autor y la moral del momento? Y en un sentido más amplio, ¿la creación debe necesariamente hacer el bien? (...) Si borramos a los actores que han cometido una falta y descalificamos a los cineastas que ruedan atrocidades, tengo el honer de anunciar que la literatura se ha acabado y que el cine ha muerto.
Frédéric Bigbeder, El nuevo 'macartismo', ICON nº 49 Marzo 2018
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